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sábado, 26 de junio de 2010

Transporte público

Durante muchos años viajé en autobús hasta cansarme. Me encanta encontrarme con gente interesante y poder compartir opiniones, para así darme cuenta de que a todos más o menos nos preocupan las mismas cosas y si cambia algo es el modo de enfocarlas. Sucede algo muy curioso y es que después de muchos años me saludan de repente en plena calle, son siempre mujeres eso lo aclaro porque, lo siento, mi yo investigador siente especial debilidad por las mujeres. Por su modo de vida, por sus luchas inquebrantables, por todas las limitaciones a las que a menudo se ve sometida, por su forma de profundizar en lo importante, por tantos motivos que resultarían eternos de exponer.

_ Hace mucho que no te veía.
La cordialidad con que se me asalta de repente desde el otro lado de la acera me detiene,entonces veo a la mujer que avanza hacia mí con la misma alegría como si fuese alguien de mi familia. En ese momento siempre pienso que me han confundido con alguien porque me parece imposible que esa sonrisa de oreja a oreja y esas palabras vayan dirigidas a mí. Tengo conciencia de no haberlas merecido.
_ Perdona, pero es que ahora mismo no sé quien eres.
_ Sí mujer, yo vivo en la parada de la cuesta y tu vives en la fuente. ¡Madre mía la de veces que hablamos esperando el autobús!

_ Eso me lo creo, pero es que hablo con todo el mundo y ahora mismo no me acuerdo_ mi amiga Esther que es cajera de supermercado me da tal pellizco en el brazo que doy un respingo. Y me vuelvo a preguntar porqué tenemos que medir tanto las palabras para hablar. Claro que mi empresa no me hace lavados de cerebro de cuando en cuando y puedo decir en todo momento lo que pienso, aunque a veces ni debiera. Cargo mis propios errores pero que nadie me hable de hipocresía.
Entonces la mujer sin apear su mirada franca y su enorme sonrisa, me cuenta un detalle de alguna de esas conversaciones, y de repente me acuerdo de ella perfectamente, me llega la imagen de ese y otros días, y me digo que tengo tantas cosas en la cabeza que deshecho las importantes. Hablamos otro rato en plena calle con nuestras bolsas de la compra y nos despedimos hasta la próxima. No sin antes advertirle que la próxima vez vuelva a saludarme si no me pispo.

Adoro a las mujeres reales, las que tienen algo que contar, las que comparten sus experiencias, las que te saben consolar, las que encuentras en muy pocos libros, quizá porque un solo libro no las podría contar. Harían falta muchos, muchos, u otro modo de contar. Quizá están en la estantería que nunca revuelves, pero eso qué más da, puedes verlas en vivo y en directo y aunque ya ni las recuerdes ellas te recordarán. La vida tiene esos momentos breves que le dan profundidad.
Ahora haces en media hora los recados que antes te llevaban media mañana, o la mañana entera, según. Ganas tiempo pero pierdes muchas buenas historias, muchos buenos consejos, mucha gente interesante a quien conocer. No hay tanta, es cierto, pero cada una de ellas vale por cien.

jueves, 24 de junio de 2010

Frase



A escribir se aprende escribiendo


No sé donde la escuché ni hace cuanto tiempo
cuanta más información reúno menos entiendo
más me enredo, menos me aclaro, más me desespero.
Y vuelvo justo al principio: a escribir se aprende escribiendo

Mal, regular o bien, según la hora, según el momento, según los influjos que nos lleven o nos traigan de regreso vete a saber de donde. Siempre habrá una papelera dispuesta a encestar esa bola que nos lleve de borrado al mismo comienzo en que tuvimos el instinto de aguantarnos sin escribir y que no domamos a su debido momento.
A escribir se aprende escribiendo, leyendo y corrigiendo, así hasta el infinito o hasta el último confín del universo.

De preocupar

Ayer a mediodía Mariló Montero contó algo "curioso" que le ocurrió. Una mujer se acercó a ella para comentarle algo de su facebook. Al instante recordó que hace muchos años abrió una página allí y subió una foto suya con una niña saharaui. Hasta ahí llegó lo suyo en facebook porque jamás añadió nada más. La mujer no estuvo de acuerdo y le recordó lo mucho que había añadido después, algo por lo que ella personalmente le estaba muy agradecida...
Entonces Mariló investigó y descubrió que alguien se había hecho con esa página e iba publicando y respondiendo desde ella suplantando su identidad. Denunció los hechos y cerró esa página.
Se la veía muy preocupada y distraída por la facilidad con la que todo esto puede llegar a suceder y dejó una reflexión en voz alta: es que hay una impunidad en estos temas que vamos.
Pues sí, parece que va siendo hora de que todo comience a mejorar.

miércoles, 23 de junio de 2010

Un baño de realidad




Desde que intento reunir información en cuanto a la publicación se me suman las dudas. Y también se han producido pequeños milagros que jamás pude soñar: que un escritor de verdad responda a un email que le envío, lleno de dudas, y de erratas, de eternas contradicciones o galimatías sin fin... Estoy segura de que lejos de la red esto no hubiera sucedido, sobre todo porque todos estos escritores los encontré haciendo ese trabajo de recopilación que hago a través de Internet de vez en cuando y ahora sí y ahora también. Todos escriben genial y son un gran ejemplo de tenacidad, buen gusto, honestidad y sencillez, y a través de sus blog siempre contarán conmigo porque soy muy fiel a mis gustos, sobre todo porque mis gustos forman parte de mí, lo mismo que mi piel, por eso no podría cambiarlos aunque quisiera.

Anoto el consejo que sigo, el que mejor se adapta a mí: lee todo lo que puedas, una vez como lector y otra como escritor intentando descifrar los misterios de que se ha compuesto el libro para ser estructurado. Esto me viene muy bien y es lo que intento, sobre todo por la razón principal, no tengo prisa.

martes, 22 de junio de 2010

Ganar para siempre



Mi cantante favorito me puso en la pista al decir que se había muerto uno de los grandes escritores mexicanos. Entonces indagué y llegué hasta Carlos Monsiváis de quien nunca había oído hablar. Y es que mi ignorancia no tiene límites, pero para eso están las bibliotecas y la cabezonería, de modo que lo voy a subsanar en cuanto tenga tiempo: quiero leerlo todo, y me faltan días, es lo de siempre. Después a veces me falta el ánimo, o la inteligencia, o a saber qué y no todas las buenas intenciones terminan bien, pero si algo sobran son libros, de modo que todo a su tiempo. Y eso, que algunos escritores preferirán no tenerme como lectora, porque cuando se escribe un texto hay un tipo de gente para la que no escribes, y es aquel que no entenderá ni papa de lo que intentas explicar...
A lo que iba, se dice que el escritor mexicano es indispensable para entender la sociedad contemporánea de su país por su aguda y lúcida crítica. Un escritor que estuvo siempre con las minorías y los oprimidos. Esta es la parte que me llevará a investigar porque le honra.
Tal como decía de Carlos Monsiváis no sabía nada hasta el momento, pero de Carlos Fuentes sí, es un escritor del que no he leído nada por ahora, pero que escuché muchas veces hablar en la radio. Es alguien a quien nunca me cansaría de escuchar porque me encanta. Hace muchos años me dio muchas pistas sobre el oficio de escritor porque es algo que de veras le apasiona y aunque no quiera todas sus respuestas son aprovechables. Esto fue lo que dijo para un diario londinense:

No hemos perdido a Carlos Monsiváis; un escritor no se muere, porque deja una obra. No se pierde a Monsiváis: Se ha ganado a Monsiváis para siempre.

lunes, 21 de junio de 2010

Palabras que curan

Siempre digo que no soy egoista, me gusta pensar que no lo soy. Estas palabras acaban de curarme. Ella es mágica o al menos siempre me lo parece.

Verano instrucciones de uso: Care santos

Para no olvidar



Uno nunca sabe aquello que nunca olvidará hasta que sucede, eso es lo único que se me ocurre decir después de leer la noticia que aún me tiene sacudida después de un fin de semana en que parecen acumularse todas las calamidades. La cosa es así, viajas a un lugar al que hace tiempo que no vas y te cuentan las últimas novedades,que resultan ser enfermedades, muertes inesperadas y desgracias. Así casi todo un día y aunque no puedes con la vida, la gente sigue con el tema hasta que sentada a la mesa ante tu última taza de café descafeinado, y sin darte cuenta de tan sumido que andas en tus propios pensamientos exclamas: ¡Aquí no queda nadie!
Es un grito silencioso porque recuerdas que todo lo que le pasa a otra gente te puede pasar, y no podrás hacer nada, y te tendrás que aguantar, y superarlo como puedas; o vivir cada día sin haberlo superado. Lo que sea.
Las dos personas que te han escuchado con claridad se parten de risa, las otras dos que mantenían la conversación siguen a lo que estaban, y tú no estás, tú solo piensas en como lograrás quitarte ese humor extraño que te lleva asaltando todo el día ante tanta calamidad. Y es entonces cuando las risas te sacan de ese lugar donde estabas y te explican esa conclusión a la que has llegado por ti misma y el modo en que lo has dicho. Es entonces cuando sabes que has resumido tantas palabras como te han pasado por la mente sólo en cuatro. Eso sí que es resumir.

...Y para resumen un mínimo rectángulo en el periódico de ayer, tal vez porque no hay palabras que se puedan añadir: Una mujer de treinta y dos años y su sobrina de ocho mueren atropelladas en Burgos. En el momento del siniestro la niña se dirigía a la iglesia para recibir la primera comunión.
A veces uno se pregunta donde está Dios, y no sabe qué pensar. A veces uno no sabe cómo recuperarse de las cosas que oye, las que ve, las que lee o las que siente. Son días extraños en sabes que te sumirías en el más grande de los silencios y contemplarías el mar hasta cansarte, porque no hay palabras, no hay letras, no hay cantante; ni hay Dios que te acompañe. Sabes que sólo el silencio rumiado te devolverá a ti. Y que en muchas partes del mundo por distintos motivos hay mucha gente que hoy está igual que tú, y que todos los pensamientos confluyen en el aire.