Hace dos años abandonó a su mujer y a sus dos hijas para irse tras un amor de juventud. Su mujer besaba su retrato cada noche rogando por su regreso. Y vivía frustrada de solo pensar que la hubiese cambiado por aquella mujer ordinaria y hosca. Pero lo que no le perdonaba era que se hubiese olvidado de sus hijas y que aquellos veinte años de casados de repente no significasen nada.
Después de dos años volvió a llamarla, para contarle que había pillado a Carmela con otro y para decirle que quería recuperarla. Él solo escuchó sus risas a través del celular y un "tienes lo que te mereces", después el silencio y la nada. Con ello se conformó sabiendo como sabía que ella estaba feliz con su novio, ese que conoció cuando una costra de olvido vino a posarse sobre los años oscuros de su memoria.
Conclusión: cuando abandonas el barco y te olvidas, te das cuenta de que pese a todo; tu barca flota.
Después de dos años volvió a llamarla, para contarle que había pillado a Carmela con otro y para decirle que quería recuperarla. Él solo escuchó sus risas a través del celular y un "tienes lo que te mereces", después el silencio y la nada. Con ello se conformó sabiendo como sabía que ella estaba feliz con su novio, ese que conoció cuando una costra de olvido vino a posarse sobre los años oscuros de su memoria.
Conclusión: cuando abandonas el barco y te olvidas, te das cuenta de que pese a todo; tu barca flota.