De lo que vemos a simple vista. De todo lo que nos dijeron que hay. De todas las casualidades que a veces se dan. Hay mucho más que aún no hemos recorrido, que aún no hemos aprendido. Mucho que vendrá.
¿Quién no lo ha pensado alguna vez? Pues bien, ya que hay más, ahora tiene su canción. Y como acabo de descubrirla, aquí la dejo. No está mal para una mañana de sábado en la que no pensaba publicar.
Un blog donde la tristeza y el buen humor caminan de la mano. Donde los límites entre fantasía y realidad se entremezclan hasta conformar un solo presente.
sábado, 12 de mayo de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
La lucha por publicar
No siempre da sus frutos, pero está claro que todos los escritores que han publicado hasta la fecha, lo han conseguido por su tesón. Hay historias que nos emocionan más que otras. A mí suelen emocionarme las que parten de una verdad, de algo que se ha vivido en primera persona. Historias de superación, que nos demuestran que en medio del peor escenario uno puede conseguir aquello que se proponga. Que una cosa son las circunstancias y otra cosa lo que se consigue pese a las circunstancias.
No leí la novela, de modo que poco más puedo contar que lo que su autora ha venido contando. Y no voy a desvelarlo porque lo cuenta en su blog. Admiro su empeño en que el mundo entero conociera esta historia, porque la historia de Waldek, es sobre todo, contada por quien la cuenta, una historia de amor.
Enhorabuena Blanca
No leí la novela, de modo que poco más puedo contar que lo que su autora ha venido contando. Y no voy a desvelarlo porque lo cuenta en su blog. Admiro su empeño en que el mundo entero conociera esta historia, porque la historia de Waldek, es sobre todo, contada por quien la cuenta, una historia de amor.
Enhorabuena Blanca
miércoles, 9 de mayo de 2012
Todo lo que haría por verte feliz
Hacía tiempo que no charlaba relajadamente con Dulce. La encontré más serena que de costumbre. Con un halo indefinido que profundizaba sus grandes ojos negros. Estaba visiblemente mucho más delgada, llevaba un pelo más liso que de costumbre, con un corte ligeramente más juvenil. A simple vista la vi mucho mejor de lo que la recordaba, llovía finamente y nos vimos obligadas resguardarnos bajo un sobreportal para seguir poniéndonos al día con nuestras vidas.
De hace diez años acá hubo varias muertes en su familia que no termina de superar. Su marido está en paro y la situación tan complicada que se cuenta en los diarios la tiene en un ay. No iba muy sobrada de entusiasmo y de un tiempo a esta parte todo se le hace cuesta arriba, hasta tal punto que siente que arrastra a quienes le rodean hacia ese abismo que no deja de enfocar. Me dijo que al día siguiente iría a su médico de cabecera a pedirle que le envíe al psicólogo. Le conté que seguramente no lo haría, que conocía a mucha gente que lo solicitó y se encontró de pleno una negativa. Ella me aseguró que sí, que su médico le dijo hace ya tiempo que si acaso lo requería, la enviaría. Al despedirnos le dije que si de verdad conseguía que la enviasen al psicólogo me pasase las recetas. Se lo dije porque yo quise ir al psicólogo hace muchos años para superar mis muertes y no me envió. Quiso atiborrarme de pastillas para dormir y las traje a casa, y anduve perdida varios días entre nubes, cuando tocaba despertar, dormía, cuando tocaba dormir, despertaba. Y en mis sueños revivía a mis muertos una y otra vez. Era feliz mientras les tenía, y cuando se iban, mi tristeza se multiplicaba por cien. De modo que me dije que no, que quien debía trepar desde ese hoyo negro era yo. Y me puse a hacer balance de todas las cosas buenas que me dio la vida. Y me dije que no todo el mundo tenía tanta suerte como yo, que al menos tenía bonitos recuerdos que traerme a la mente. Que no iba a llorar nunca más por lo perdido (¿quién no se engaña alguna vez a sí mismo en circunstancias extremas?) , y que iba a subrayar lo alegre para llevarlo conmigo allá donde voy.
Esta mañana recibí una llamada de Dulce para decirme que estaba en lo cierto. Que su médico le dio largas y concluyó con una sentencia firme que no la enviaría al psicólogo, que si la enviaba solo conseguiría que le removiese aún más todo aquello. Le recetó pastillas de dormir para despertar, y de despertar para dormir. Sentí una impotencia tremenda. Porque Dulce me confesó que a veces le entraban ganas de tomarse tubos de pastillas enteros para dormirse por siempre, que por eso iba al médico, porque le estaba empezando a dar miedo de sí misma y lo que pudiese hacer para dejar a los demás tranquilos. Yo le dije que fuese a un psicólogo de pago, pero no se lo puede permitir. Está doblemente deprimida: ya no cree ni en su médico ni en la mejora del paro.
Como amiga de Dulce buscaré libros para que lea, porque le encanta leer. Le regalaré un libro que yo releo de cuando en cuando: Aprendiz de sabio, de Bernabé tierno. Buscaré más libros que le puedan gustar y contagiar mucho ánimo vital. Quizá le deje uno de mis novelones para que me lea y corrija. Y si la cosa es muy grave le enseñaré este blog (que se me antoja como enseñarle mis tripas por dentro, como si en el día a día de nuestra amistad solo le hubiese enseñado mi parte mejor y rehusase traerla hasta el sótano) por si algo de lo que he escrito le sirve para reírse conmigo o de mí; no importa.
De hace diez años acá hubo varias muertes en su familia que no termina de superar. Su marido está en paro y la situación tan complicada que se cuenta en los diarios la tiene en un ay. No iba muy sobrada de entusiasmo y de un tiempo a esta parte todo se le hace cuesta arriba, hasta tal punto que siente que arrastra a quienes le rodean hacia ese abismo que no deja de enfocar. Me dijo que al día siguiente iría a su médico de cabecera a pedirle que le envíe al psicólogo. Le conté que seguramente no lo haría, que conocía a mucha gente que lo solicitó y se encontró de pleno una negativa. Ella me aseguró que sí, que su médico le dijo hace ya tiempo que si acaso lo requería, la enviaría. Al despedirnos le dije que si de verdad conseguía que la enviasen al psicólogo me pasase las recetas. Se lo dije porque yo quise ir al psicólogo hace muchos años para superar mis muertes y no me envió. Quiso atiborrarme de pastillas para dormir y las traje a casa, y anduve perdida varios días entre nubes, cuando tocaba despertar, dormía, cuando tocaba dormir, despertaba. Y en mis sueños revivía a mis muertos una y otra vez. Era feliz mientras les tenía, y cuando se iban, mi tristeza se multiplicaba por cien. De modo que me dije que no, que quien debía trepar desde ese hoyo negro era yo. Y me puse a hacer balance de todas las cosas buenas que me dio la vida. Y me dije que no todo el mundo tenía tanta suerte como yo, que al menos tenía bonitos recuerdos que traerme a la mente. Que no iba a llorar nunca más por lo perdido (¿quién no se engaña alguna vez a sí mismo en circunstancias extremas?) , y que iba a subrayar lo alegre para llevarlo conmigo allá donde voy.
Esta mañana recibí una llamada de Dulce para decirme que estaba en lo cierto. Que su médico le dio largas y concluyó con una sentencia firme que no la enviaría al psicólogo, que si la enviaba solo conseguiría que le removiese aún más todo aquello. Le recetó pastillas de dormir para despertar, y de despertar para dormir. Sentí una impotencia tremenda. Porque Dulce me confesó que a veces le entraban ganas de tomarse tubos de pastillas enteros para dormirse por siempre, que por eso iba al médico, porque le estaba empezando a dar miedo de sí misma y lo que pudiese hacer para dejar a los demás tranquilos. Yo le dije que fuese a un psicólogo de pago, pero no se lo puede permitir. Está doblemente deprimida: ya no cree ni en su médico ni en la mejora del paro.
Como amiga de Dulce buscaré libros para que lea, porque le encanta leer. Le regalaré un libro que yo releo de cuando en cuando: Aprendiz de sabio, de Bernabé tierno. Buscaré más libros que le puedan gustar y contagiar mucho ánimo vital. Quizá le deje uno de mis novelones para que me lea y corrija. Y si la cosa es muy grave le enseñaré este blog (que se me antoja como enseñarle mis tripas por dentro, como si en el día a día de nuestra amistad solo le hubiese enseñado mi parte mejor y rehusase traerla hasta el sótano) por si algo de lo que he escrito le sirve para reírse conmigo o de mí; no importa.
Detenerse a pensar
A veces uno se encuentra con reflexiones que le hacen sonreír. Que le hacen pensar que a veces, si nos detenemos a pensar la cabeza nos echa humo. Pero que siempre y en todo caso, se descubren cosas muy interesantes si nos tomamos un tiempo para pensar.
Os dejo una reflexión con gracia
Os dejo una reflexión con gracia
Sumando apuntes sobre escritura
Está claro que el tema me apasiona, y que más que a escribir me dedico a recopilar. Tan apasionante me resulta lo uno como lo otro y a veces es más sencillo buscar, porque aquí cada quien tiene su propio método y a fin de cuentas no importa mucho cual se elija. Cuando se trata de comenzar a escribir algo, lo importante es terminar. Tan importante como exigir un mínimo de calidad. La lucha es siempre con uno mismo, esforzarse en mejorar. Lograr resultados satisfactorios ante el cruel crítico en que a veces nos convertimos. Ese que muchas veces no nos deja escribir porque damos por hecho que para escribir esa gran historia aún no estamos preparados y la historia espera, tamborileando de cuando en cuando en nuestra cabeza, o señalándonos sin piedad desde su dedo acusador, mientras hallamos la forma en que la vamos a contar. Escribir es ante todo una obsesión, la de resumir el mundo desde un guión.
10 claves para escribir bien, de Rosa Montero
10 claves para escribir bien, de Rosa Montero
martes, 8 de mayo de 2012
Retazos...
Vivir siempre se trata de renacer. Una y otra vez hasta conseguir estar a gusto dentro de nuestra piel.
Mirar sigue siendo gratis
En eso pensaba esta mañana cuando me detuve frente a un escaparate preparado a la caza de regalos de comunión. Como es el escaparate que ha estado al lado de mi colegio de toda la vida lo sé, y todos los años por esta época es algo que vale la pena ver. Unas veces más que otras.
Me llamó la atención el conjunto de bolsos diferentes entre sí, libretas de todos los tamaños, carteras, y los enseres más variados que quepa imaginar en un escaparate de librería, que tal pareciese diseñado para mí, que mirando de reojo mi reflejo en el cristal me repetí que nunca creceré. Ni falta que me hace, lo sé. En ese momento no supe ante qué cosa me hallaba, de modo que anoté en un mensaje de móvil que después guardé en borradores una palabra : gorjus. Esperaba que eso me diese la pista. Al llegar a casa frente a San Google que todo lo sabe pregunté. Escribí gorjus en imágenes. Y esperé.
Uno sabe que ver un sueño y dejarlo donde lo ve sale gratis. Querer comprarlo siempre es frustrante. Lo sabe más por experiencia que por intuición. Y al ver el mundo gorjus desplegado ante mí en cuestión de segundos lo supe. Nunca creeré necesario tenerlo entre mis manos, pero quiera o no quiera, de cuando en cuando entraré en imágenes de google para mirarlo. Aquello que quisiera dibujar sin tener el talento de tan siquiera imaginarlo me contemplará desde ahí, en ese silencio orgulloso de los objetos deseados.
Me gusta el mundo gorjus
Me llamó la atención el conjunto de bolsos diferentes entre sí, libretas de todos los tamaños, carteras, y los enseres más variados que quepa imaginar en un escaparate de librería, que tal pareciese diseñado para mí, que mirando de reojo mi reflejo en el cristal me repetí que nunca creceré. Ni falta que me hace, lo sé. En ese momento no supe ante qué cosa me hallaba, de modo que anoté en un mensaje de móvil que después guardé en borradores una palabra : gorjus. Esperaba que eso me diese la pista. Al llegar a casa frente a San Google que todo lo sabe pregunté. Escribí gorjus en imágenes. Y esperé.
Uno sabe que ver un sueño y dejarlo donde lo ve sale gratis. Querer comprarlo siempre es frustrante. Lo sabe más por experiencia que por intuición. Y al ver el mundo gorjus desplegado ante mí en cuestión de segundos lo supe. Nunca creeré necesario tenerlo entre mis manos, pero quiera o no quiera, de cuando en cuando entraré en imágenes de google para mirarlo. Aquello que quisiera dibujar sin tener el talento de tan siquiera imaginarlo me contemplará desde ahí, en ese silencio orgulloso de los objetos deseados.
Me gusta el mundo gorjus
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