Esta era la realidad lanzada ayer al aire. El 31 de Octubre se producirá al cierre de las dos fábricas que lo largo de su vida han dado de comer a tantas familias. Y sigue dando cuantiosos beneficios que no se reinvierten en estas fábricas a las que se está dejando caer. Lo mismo que ocurre con ArcelorMittal en Avilés, cuyo espectáculo dantesco de anteayer, con sus columnas de humo negro extendiéndose a lo largo de la ciudad era estremecedor, lo mismo que todos sus mecheros ardiendo para intentar retomar la normalidad. El resultado fue media fábrica muerta, y la otra media luchando por no morirse también.
La industria asturiana está de luto. Lo mismo que su ganadería y su agricultura. Lo mismo que sus pueblos alejados del centro. Lo mismo que sus paisanos, que se sienten desorientados y vapuleados por todos los frentes. Algo parece renovarse y no a mejor.
Las dos fábricas de Avilés, tanto Alcoa como ArcelorMittal supusieron la riqueza tanto de Avilés como de Gozón, la prosperidad, la tranquilidad y el engranaje de los estómagos llenos y la buena educación. Hay mucho que agradecer a esas empresas que algún día pertenecieron a España, porque si algo está claro es que solo nosotros podemos mimar lo nuestro. La decadencia comenzó cuando fueron privatizadas, porque a fin de cuentas solo fueron un experimento que si interesaba se cuidaría y si no, no. Quienes ponen el dinero dinero tienen, quienes ponen su esfuerzo también ponen toda su buena intención de tirar hacia adelante con ello como sea posible, en las buenas y en las malas siempre a piñón. Eso lo tuve claro desde el primer momento en que otros daban palmas con frenesí. Cuando algo es nuestro podemos luchar por ello, cuando le pertenece a otros ya no. En el fondo es ese el meollo de la cuestión y ahora parece que se mira hacia otras fábricas mejores y más modernas. ¿Por qué no se invirtió nada en renovar esto?, ¿Por qué todos los beneficios que se dan aquí se llevan afuera? , ¿Por qué el futuro de tanta gente que hace su trabajo quemando la piel, literalmente, un día tras otro se deja al albur de quienes mueven la batuta de los intereses? Unos piden un precio altísimo por la luz y otros se niegan a pagarlo y a reinvertir sus ganancias a la empresa que los genera.
¿La solución de Alcoa Aviles y Alcoa La Coruña? , Tal vez sea que se marchen y vendan. Y que el gobierno vuelva a comprarla y que esas fábricas vuelvan a ser nuestras, como antes lo eran. Lo mismo serviría para la antigua Ensidesa. Reinvertir en renovar y dar pan a tantas familias como están felices de seguir trabajando manteniendo su nivel de vida hasta el momento. Sin pedir más. Quizás en eso se diferencian quienes acuden al trabajo no pensando en hacerse ricos, si no en vivir una vida normal en la que llevar el pan a la mesa cada día es una realidad posible. Los trabajadores saben que pensar en hacerse ricos trabajando es una tontería, lo saben por lo mucho que trabajaron sus padres, abuelos y tatarabuelos. Que son de quienes se fían, de los especuladores no. Y ahora estamos en la encrucijada como desde que se firmó la privatización.
Divididos entre la esperanza y la desesperanza Alcoa Avilés y Alcoa La coruña se dan la mano para luchar a una. No se distingue entre unos trabajadores y sus familias u otros, todos son uno. Para todos es vital que no desaparezca su empresa porque hay otros ejemplos a los que mirar, y cuando se deja volver a solar una fábrica se pierde todo por cuanto se ha luchado a lo largo de generaciones que se han dejado la vida a veces. Y eso no se puede olvidar.
La industria asturiana está de luto. Lo mismo que su ganadería y su agricultura. Lo mismo que sus pueblos alejados del centro. Lo mismo que sus paisanos, que se sienten desorientados y vapuleados por todos los frentes. Algo parece renovarse y no a mejor.
Las dos fábricas de Avilés, tanto Alcoa como ArcelorMittal supusieron la riqueza tanto de Avilés como de Gozón, la prosperidad, la tranquilidad y el engranaje de los estómagos llenos y la buena educación. Hay mucho que agradecer a esas empresas que algún día pertenecieron a España, porque si algo está claro es que solo nosotros podemos mimar lo nuestro. La decadencia comenzó cuando fueron privatizadas, porque a fin de cuentas solo fueron un experimento que si interesaba se cuidaría y si no, no. Quienes ponen el dinero dinero tienen, quienes ponen su esfuerzo también ponen toda su buena intención de tirar hacia adelante con ello como sea posible, en las buenas y en las malas siempre a piñón. Eso lo tuve claro desde el primer momento en que otros daban palmas con frenesí. Cuando algo es nuestro podemos luchar por ello, cuando le pertenece a otros ya no. En el fondo es ese el meollo de la cuestión y ahora parece que se mira hacia otras fábricas mejores y más modernas. ¿Por qué no se invirtió nada en renovar esto?, ¿Por qué todos los beneficios que se dan aquí se llevan afuera? , ¿Por qué el futuro de tanta gente que hace su trabajo quemando la piel, literalmente, un día tras otro se deja al albur de quienes mueven la batuta de los intereses? Unos piden un precio altísimo por la luz y otros se niegan a pagarlo y a reinvertir sus ganancias a la empresa que los genera.
¿La solución de Alcoa Aviles y Alcoa La Coruña? , Tal vez sea que se marchen y vendan. Y que el gobierno vuelva a comprarla y que esas fábricas vuelvan a ser nuestras, como antes lo eran. Lo mismo serviría para la antigua Ensidesa. Reinvertir en renovar y dar pan a tantas familias como están felices de seguir trabajando manteniendo su nivel de vida hasta el momento. Sin pedir más. Quizás en eso se diferencian quienes acuden al trabajo no pensando en hacerse ricos, si no en vivir una vida normal en la que llevar el pan a la mesa cada día es una realidad posible. Los trabajadores saben que pensar en hacerse ricos trabajando es una tontería, lo saben por lo mucho que trabajaron sus padres, abuelos y tatarabuelos. Que son de quienes se fían, de los especuladores no. Y ahora estamos en la encrucijada como desde que se firmó la privatización.
Divididos entre la esperanza y la desesperanza Alcoa Avilés y Alcoa La coruña se dan la mano para luchar a una. No se distingue entre unos trabajadores y sus familias u otros, todos son uno. Para todos es vital que no desaparezca su empresa porque hay otros ejemplos a los que mirar, y cuando se deja volver a solar una fábrica se pierde todo por cuanto se ha luchado a lo largo de generaciones que se han dejado la vida a veces. Y eso no se puede olvidar.