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sábado, 7 de agosto de 2010

Que se cumplan tus sueños



El verano llegó casi sin anunciarse

con muchas horas de lluvia

tan fina que apenas se posaba

sobre tu pelo.


No creí que fueras a crecer tan deprisa

y convertirte en la personita

que no admite consejos

de buen talante.


Me veo a mí misma de nuevo

hace muchos años

con ese saber exacto

de lo entonces quería.


Te miro a los ojos

y en ocasiones me encuentro

a mí misma desde la asombrosa

distancia de esos veintisiete años.


Qué poco nos cuesta entendernos

y cuanto aceptar que seas tan mayor

como nunca pensé que lo serías

teniendo tan solo tu edad.


Y es que olvidaba que lo importante

no son los días de vida

sino el modo de vivirlos

y que desde que naciste


no he dejado de prepararte

para ellos ni un tan solo un segundo.

Te haces mayor mientras te miro

sueñas, mientras deseo


que tus sueños se cumplan

lo mismo que si fuesen míos,

porque me pertenecen también,

en la medida en que siempre serás mía.






viernes, 6 de agosto de 2010

Distinta vara de medir




Soy pésima para los conceptos, para los encasillados, para las distinciones en general. Tal vez por eso me exasperan los telediarios de ahora, no lo sé, pero mi hijo desayuna viendo el telediario matinal antes de irse a trabajar ( ya son ganas) y me ha pasado un comentario que me ha quedado crujiendo como una nota mal afinada que tengo que afinar para que mi silencio sea pacífico.

Alejandro y Fernando están en la barra de un bar tomandose una copa y observan la mesa que hay junto a la ventana, de pronto Verónica y Rocío que llevan unos vestidos imponentes y unos tacones altísimos pasan junto a ellos para ir al baño.
_ ¿Te has fijado en Verónica?, es mucho más elegante que Rocío. ¡Donde va a parar!_ dice Alejandro.
_ Siempre ha tenido más estilo, salta a la vista.

La conversación entre dos hombres suele acompañar unas risitas, tal vez algún otro detalle nacido de la camaradería y demás, y no es raro que se les tache de machistas.

Pero claro, si te cuentan lo mismo en un telediario matinal, la cosa cambia. Entonces es rigor periodístico y no tiene nada que ver. No he sido testigo, y la verdad que no me apeteció hacer la investigación al respecto. A mí me gusta desayunar en silencio, observando las nubes, el cielo, el lento vuelo de los pájaros, la distinta tonalidad de verde en los prados y montes cercanos. Y no quise añadir ruido a la estampa.

Pero él me aseguró que estaban alabando las lindezas de Michelle Obama y afirmaban que tiene mucho más estilo que Carla Bruni. Y es más elegante.

No entiendo porqué estas comparaciones jamás las hacen con los hombres, porque si nos fijamos hay muchas diferencias entre Zapatero, Obama, y Sarcozy. Y si hemos de fijarnos en el exterior de las personas, y solo en el exterior ( que no es lo importante porque entre otras cosas tiende a venirse a menos con el pasar de los años aunque digan que no), el más elegante sería Obama, luce la ropa mejor. ¿Creen que en el telediario de la tarde lo dirán?

jueves, 5 de agosto de 2010

Diferencia de opiniones




Acabo de censurarme un post muy largo. Debo de estar mejorando. Era precioso, pero ni lo copié para quedármelo. Es lo que tiene fiarse del propio instinto, unas veces aciertas y otras no, pero si no sabemos distinguir cuando acertamos y cuando nos estrellamos seguimos en lo mismo. Y seguiremos, eso como que hay sol.


La carta escrita por Pérez Reverte a un joven escritor, ha suscitado tal diversidad de puntos de vista en solo dos blog, que me he quedado poco menos que patitiesa.

Quién sabe la cantidad de reacciones distintas a la que me ha movido a escribir cada post de este blog, que puedo haber originado en los lectores que me han seguido al otro lado de la pantalla. O qué habré querido explicar en carta que he escrito, y qué habrán entendido al otro lado.

Da un poco de vértigo ser consciente de que nunca se aprenderá lo suficiente.










miércoles, 4 de agosto de 2010

Vacas de los prados asturianos




Uno de mis primeros recuerdos en el pueblo es de la gente que detenía su coche para fotografiar vacas. Recuerdo la gracia que me hacía, me parecía algo sacado de todo contexto porque si algo rodeaba los prados de mi niñez eran montones de vacas pastando. Ahí donde hubiese un mínimo de prado había vacas. Por aquel entonces ni imaginaba que una niña de Madrid llegaría a responder que la leche salía de los briks. Su seguridad al decirlo equilibraba en la balanza mi estupor al verla a través de la pantalla de la televisión, y al instante recordé un pequeño detalle.

Hace taitantos años una niña de asturiana viéndonos sacar patatas de la tierra nos preguntó cómo habían llegado las patatas hasta allí. Creímos que bromeaba y nos reímos lo que quisimos, pero no tardamos en comprender que ella nunca lo había visto, no había más que mirar sus ojos llenos de luz. Al explicarle el proceso se quedó maravillada, y se pidió participar. Le pedí que echase todas las patatas que sacara en un caldero vacío y que no lo perdiera de vista, para hacer una tortilla de patatas al terminar. La tortilla era una tortilla de patata como cualquier otra, doy fe, pero ella nos aseguró que era la más rica que comió en su vida, y tuvimos que creerla por lo mucho que insistió.

Aún estaba pasmada porque pudiesen sacarse patatas de verdad de entre la tierra con una fesoria. Sí, han leído bien, aquí a las azadas las llamamos fesorias. La niña por aquel entonces tenía ocho años, y vivía rodeada de tierras de labranza desde que nació, pero sus padres nunca sembraban. Al año siguiente la avisamos para la taja de patatas, tal y como habíamos quedado, después nos ayudó a sembrarlas. A partir de entonces siguió bien de cerca el proceso de todas las hortalizas de nuestra huerta y se hizo asidua en toda clase de recogida. Hasta lo más simple resulta apasionante cuando se le presta atención, verla trenzar cebollas era todo un poema.

Pues eso, cuando era niña y un coche de turistas se detenía a retratar vacas en los alrededores del pueblo en que los niños andábamos compitiendo todo el día para arriba y para abajo hasta saber quien era el más veloz, o el más fuerte, me parecía algo fuera de toda lógica que un coche irrumpiese nuestra actividad para retratar el tranquilo pastar de una vaca. No podía concebirlo, porque entonces no sabía la suerte de acercarme hasta ellas cuando quisiera y contemplarlas hasta el cansancio. Ahora sé exactamente lo que sentían. Mi marido también sabe cómo es la sensación de detener el coche ante la urgencia, casi siempre imprevisible, de que yo pueda retratarlas. Y compartirlas desde aquí, a sabiendas que a día de hoy, muchos ni sueñan con tal lujo.

Recomendación

Acabo de ver una entrevista en vídeo que me aporta mucha luz en el proceso de la escritura. ( Y me colmaría de vergüenza si la tuviera ):

Las palabras de Álvaro Colomer, aportan mucha claridad al deber de un escritor. Dejo el enlace.






martes, 3 de agosto de 2010

A ver, imagínate...




Utilizo esta táctica apasionante cuando alguien no entiende algo. Porque aunque no lo parezca comprender lo que hacen los demás, o lo que dicen cuando se explican mal, o contar lo que pasó, no es tan sencillo. Si nos fijamos bien, la gente de nuestro entorno se pasa la vida en ello. Al menos yo, que me rodeo de realistas las veinticuatro horas del día. Los ilusos carecemos de ese problema, un iluso siempre andará por las nubes persiguiendo a seres imaginarios que son más interesantes porque traen consigo una historia que hay que desentrañar, eso hace que detenerte en pequeños detalles como el repentino: "¿Te fijaste?, me miró mal". Te haga aterrizar de golpe a la realidad para recapitular aquello. "Como que quien, Herminia. Me acaba de saludar con un aire de insolencia que no veas. Pues que se prepare, que no la vuelvo a saludar".

Es tirar piedras contra mi tejado, pero si hay alguien a quien se haya mirado mal es a una mujer, a los hombres no les preocupan cómo les miren. O que ni les miren, si es bueno el escaparate el hombre mirará y si le devuelven una mirada de asesinato en primer grado, lo que es a él tanto le da. "Puede ser por la blusa- pueden explicar de golpe- es que no me secó la azul, y esta roja queda fatal con esta falda". ¿Mujer cómo va a ser por eso? "Uy que no, lo que yo te diga".

Me encuentro bastantes mujeres así, capaces de entender lo más complicado de todo y no ver lo más simple. O ver tan solo una opción cuando pueda haber tantas, entonces pongo en marcha la rueda de posibilidades:

A ver, imagínate que tiene muchas tareas para hoy y va agobiada porque no le queda tiempo, entonces te saluda como de pasada para no darte cancha y no tener que dejarte con la palabra en la boca. Yo lo hago alguna vez, mejor ni hablar que dejar a la gente colgada en medio de una frase. Se saluda y ya. (No, esa no convence).

Pues imagínate que acaba de hacer un pago importante y está recapitulando como va a planificar la economía el resto del mes. Es motivo suficiente para mirar a la gente sin entusiasmo porque en realidad vas centrado en algo importante, ¿no crees? (No tampoco sirve. Dependiendo de la situación puedes ir a la definitiva. Aunque lo apasionante es darle un toque de emoción).

Pues imagínate que haya discutido con su marido y se haya levantado de mal humor. Y esté de tan mal humor que no quiera hablar con nadie. A veces pasa, ¿es que nunca te ha pasado mujer?
_ ¡Uy que si me ha pasado!, ayer mismo, y si te cuento porqué te vas a quedar helada.

Es un hecho, si te anuncian que vas a quedarte helada, te quedas frita.

lunes, 2 de agosto de 2010

Un final feliz




Es raro, lo reconozco, pero la cosa funciona así, el trabajo se acumula y de pronto tener blog pierde sentido. Pasa a ser exactamente lo mismo que tener montones de papeles encuadernados en una caja del desván. La vida real es tan apasionante que escribir pasa a un segundo plano, leer se puede leer muy poquíto en los últimos días, si tu hija está leyendo el mismo libro que tú Verde agua, tú no pasas de la página 16 y ella lleva 60, vamos mal, pero es lo que hay. Todo lo que puedes esperar es que sea un libro adecuado, tal como parece para su edad, sin nada inconveniente. Y si lo encuentra que lo deje, porque peor que la tele de ahora es que ya no hay nada, y el libro es una maravilla, la verdad.

Estuve preparando algunas entradas en estos días, y mira por donde de todo lo que preparo no expongo nada. Soy más rara que un perro verde. En todo encuentro que me "regalo" de un modo absurdo, que quedo demasiado expuesta, algo que como se sabe es del todo innecesario. Y es que tengo este humor, soy lo más imprevisible e insoportable que vi en mi vida. Es lo que me pasa cuando un nuevo tema ha ocupado mi cabeza, y estoy "sin haberlo planeado" escribiendo sobre la tercera edad. Hasta tal punto imbuída que me olvido del aceite que pongo a calentar, de aquello que había decidido tener limpio para esta hora, de pedir cita al dentista, y ando como de prestado escribiendo grandes textos en mi cabeza todo el tiempo, que luego no se plasman en el teclado del modo en que quiero. Vamos que estoy espesa, ¡qué novedad!

Asomo un ratito para anunciar algo que me aplasta. Y es la droga que pulula en las fiestas de pueblo a la que asiste más juventud. Ese olor que sale de la parte trasera de todos los chiringuitos perfectamente alineados, el olor del porrazo que algunos se empeñan en darse, y lo sangrante de que sea además a una edad tan temprana que cuesta asimilar. En eso estuve este fin de semana, detrás de un grupito adolescente pero desde muyy lejos, hay casos en los que a uno solo le queda confiar y mirar al cielo y pedir que Dios nos pille confesados. Porque tenían razón y eso que yo me quejaba y mucho, los niños de trece años están muy adelantados y no pueden pillarnos con el pie cambiado, si lo sabré yo. Me hago anciana a pasos agigantados, y no me quejo, si tus hijos te hacen darte cuenta de lo vieja que eres es que están ahí; cuando conoces a padres que han perdido a los suyos y les ves a menudo sabes que estás de suerte. Puedes verlo escrito en sus ojos cuando te miran, y aunque ni lo digan es el dolor más grande en un solo cuerpo se pueda albergar. No te quejes de nada en su presencia, sé prudente, porque ellos saben que mientras tus hijos estén estás de suerte, dedícate únicamente a disfrutar; solo importa el aquí y el ahora.

Y eso, que estoy un poco aplastada por la mucha droga que anda suelta por el mundo, y por el mucho miedo. Desde que tengo hijos entiendo mucho más a mis padres y entiendo la mucha suerte que tuve ya desde antes de nacer. Desde que tengo hijos sé que mi mejor libro ya está escrito, son páginas que cada día se van escribiendo solas, y las únicas para las que pido un final feliz.