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jueves, 27 de agosto de 2015

Sonrisas solo aparentes

Fueron educadas en colegios de monjas donde solo asistían las personas de mayor poder adquisitivo, pero nunca supieron desobedecer. Aún hoy, a sus setenta años no pueden ser incorrectas pese a verse a menudo envueltas en la soga prieta que llegan a ser las buenas maneras. Pocas veces hacen lo que quieren hacer, siguen la agenda que otros les marcaron desde la niñez. Las observo y me digo que me gustaría ser como ellas, vivir bajo esa disciplina que no admite quiebros, pero sé que me engaño, porque no deja de ser la misma que hace que cada día resulte idéntico al anterior: Y yo me asfixiaría sabiendo de antemano como transcurrirá cada minuto del día de hoy.

Admiro a las personas educadas, pero admito que no lo soy, si me paras en la calle para hablarme y no me interesas lo más mínimo porque tienes una lengua tan afilada que vas a cortarme en trocitos cuando me aleje de ti, sabrás al instante que me alejo no porque tenga prisa, si no porque no pienso perder ni un segundo de mi tiempo para dedicártelo a ti. Lo sabrás porque intentaré que te quede tan claro a la primera que no habrá el mínimo margen de error por obtuso que seas.

Mi educación solo llega hasta donde alcanza mi verdad, creo que todos los educadores del mundo deberían dejar un espacio a la persona para obrar según su criterio, pero claro, si hablamos de las buenas formas y quienes siguen esas modas aún en contra de sus propios sentimientos nos encontramos con relatos tan inverosímiles como una novela inventada desde el principio hasta el final. 

A veces no hay nada tan ficticio como la realidad que se te presenta delante de los ojos, a menos que sepas mirar más allá de lo aparente. Justo donde termina el actuar.

domingo, 16 de agosto de 2015

Al fin unas respuestas que no quiero desoír

Se suele tardar en encontrar las respuestas verdaderas, pero es cuestión de tiempo el acabarlas encontrando.
-¿Por qué escribía?
-Porque sentía una enorme necesidad de decir ciertas cosas que sentía que no se decían.
-¿En verdad nadie las decía?
-Se decían pero yo no estaba lo bastante informada. Ahora procuro estarlo y encuentro gente que está en mi sintonía.

-¿Por qué dedicaste tanto tiempo a escribir novelas que aún no han visto la luz pública?
-Supongo que porque era algo que me entusiasmaba. Mis historias trataban sobre temas originales (al menos eso me parecía), y quería ganarme un dinero que pudiese aportar a mi familia de una forma que me hacía feliz.

La pregunta ahora sería: ¿De verdad lo ves viable?
-Ahora casi que no. Pero queda una ínfima probabilidad que se resiste a desistir.
-¿Qué te llama más la cantidad o la calidad de un escrito que decidieses vender?
-Sin duda la calidad. Nunca fui práctica.
-¿Entonces qué te detiene?
-El creer que nunca alcanzaré la calidad necesaria para salir al mercado a competir con un mínimo de garantía.
-¿Eso te quita el sueño?
-Cuando unos sueños se apagan otros comienzan a brillar para mí. Lo importante de todo es estar viva para tener la suficiente fuerza para vivir una vida que merezca la pena ser vivida. Siento que es este el único requisito que se me puso al llegar a la vida.

lunes, 10 de agosto de 2015

Asómate a la realidad

Mientras tú compras un perro, otro muere en la calle. No compres, adopta.

Os dejo el enlace de un lugar muy especial en el que se ama a los animales y se comparte lo que les sucede. A veces ver es colaborar.

twitter.com/A_n_i_m_a_l_e_s

jueves, 23 de julio de 2015

Despertar a la realidad

Cada día nos cuentan la realidad desde periódicos, telediarios o sucesos cotidianos más bien cercanos. Y nos damos cuenta de que la realidad a veces es muy difícil de creer. Casi no nos la podemos creer, pero sabemos que ha sido verdad, por eso tenemos que tragarla y después esperar a su digestión. Aunque alguna se indigeste de por vida.

Después sigues reflexionando sobre la necesidad de escribir ficción. Y te dices que en verdad no hace falta, ni siquiera necesitas escribir, es cierto que ya está todo escrito. Se halla en las hemerotecas desde hace siglos, y se actualiza a cada latido de esta vida en que aún estás.

sábado, 18 de julio de 2015

Canciones que cuentan historias

Es tiempo de vacaciones y la música consigue pasar a un primer plano gracias a las verbenas de verano. Sucede que a veces una canción de un solo minuto condensa una historia que puede llevar muchas páginas escribir. El por qué nos gusta una canción y no otra es algo muy relativo, unos la eligen por el sonido y otros por lo que cuenta. A veces por la suma de los dos.

Algunas canciones nos recuerdan una historia y nos apena que lo que en su momento fue un error tonto terminó con lo que tenía fuerza suficiente para durar una vida. En ocasiones se dan tragedias así. Pero no es necesario contarlo con amargura, la vida siempre sigue y siempre sorprende; siempre quedan buenos tiempos por vivir.

Después de los cambios de registro y de imagen de nuestros cantantes preferidos ( a veces prestos a destrozarse con cirugías), volvemos a las raíces donde todo nace. En las pequeñas orquestas suele darse la frescura de quienes salen con la sola intención de animar y así lo hacen.

Por cierto, qué pedazo de artista Luismi :-)

www.youtube.com/watch?v=-XYWFeJxr2c

miércoles, 8 de julio de 2015

Otro verano al borde del mar

Llegó el verano y la gran casona construida junto al mar abrió sus puertas. Cada mañana la recorre el silencio y el orden más absoluto. Se han plantado catorce hortensias en aquel jardín recién restaurado que asemejaba a un panteón, sus flores rosas y azules forman una perfecta combinación que rompe por completo el dramatismo del mármol negro. También el resplandor del mar bajo un sol de justicia contribuye en su contraste a que las enormes hojas de las hortensias tan verdes y tan grandes otorguen esa especie de paz.

Siento que no es necesario escribir. No preciso escribir. Se sienten tantas cosas y existe tal paz ahí adentro que no hay nada más restaurador que el silencio. La casa reúne a todos los santos habidos y por haber, algunos son de la época actual, pero la gran mayoría cuentan con siglos de antigüedad. Es como pisar un museo.

Hay algo hipnótico en ese lugar, como el germen de algo precioso que aún está por brotar. Presiento que utilizo todo el tiempo un tipo de teclado que no sabría nombrar, que no deja de registrar anotaciones que pese a todo no conseguiría encontrar. Quizá no escriba, pero me siento invadida por esa especie de paz infinita que se tiene después de haber compuesto un buen capítulo de una obra global.

Me reservo apenas unos minutos diarios para acompañarme allí dentro de un buen libro: Contra el viento, de Ángeles Caso. Esa será mi lectura de este verano. Mientras leo tengo la sensación de haber elegido el libro exacto dentro de aquella tienda de revoltijos que como librería improvisada nunca me dejará de asombrar.

Creo que vuelvo a estar inmersa en otro verano sin anotaciones en el que no obstante no dejaré de anotar. Es como si alguien ya me hubiese escrito la novela en la que me muevo como un personaje más.


miércoles, 1 de julio de 2015

El corazón en la maleta, de Luis Fonsi

No puedo evitarlo, cada vez que suena esta canción pienso en todos los jefes que aprovechando la pésima situación laboral del país estiran la cuerda de la exigencia y menguan el sueldo a pagar. Día si y día también uno escucha a su alrededor nuevos abusos. Ya no se respeta nada. Por no respetar no se respeta a la infancia. Cada vez hay más niños desprotegidos debido a que sus padres necesitan tres empleos para reunir el mismo sueldo que antes cobraban por uno.

No sigo porque esto me sigue recordando a esa vida de la que hablaban hace tantos años nuestros abuelos y que tanto nos costaba imaginar. Ahora ha llegado para quedarse en nuestra vida real. Incluso los fantasmas campan a sus anchas por las televisiones con el rollo patatero de que todo lo que sucede es por nuestro bien. Vamos, la cantinela universal.

Ahora piensen en todo lo que acabo de contar y escuchen el estribillo:



Y yo me voy, adiós, me fui y no me importa. 
Nada me detiene aquí, la vida corta. 
En avión, por tren, por mar, por lo que sea. 
Soy feliz de haber perdido la pelea 
Y te quedas con mi firma en la libreta. 
Yo me llevo el corazón en la maleta. 

Brindo por conservar el derecho de poder elegir a quien honramos con nuestro trabajo. Otro de nuestros derechos en vías de extinción. 
Leyes mordazas No.