En este libro de Mario Benedetti, que es el primero que leo de este autor, me encuentro algo que estuve buscando durante media vida. Algo común con mi forma de escribir y de entender la vida, y un bálsamo a esta locura que es para mí escribir, un algo contra lo que me rebelo en cierta medida, y donde siempre pierdo. Leo también la urgencia de su escritura, y su sencillez de miras, junto a la valentía de no esconderse tras parapetos para nombrar cada cosa tal cual es a su parecer.
Encuentro una voz, más que un escrito, y desde hace tiempo yo sé que en los libros que leo busco justo eso: una voz. Y ya no me sirve una voz cualquiera, sino que mis oídos buscan algo muy particular, que ni aún sabiéndolo explicar, sé exactamente lo que es. Y solo puedo disfrutar cuando lo encuentro.
Este libro tiene el formato que podría tener este mismo blog, un título y una parrafada no muy extensa sobre pensamientos, sentimientos, imágenes, convicciones y concreciones desde el punto de vista de su autor. Un punto de vista que a mí me reconcilia con el mundo, tantas veces puesto del revés a lo largo de la historia.
Vivir adrede traspasa de lado a lado la vida tal cual es, y la nombra justo así, con el arrojo de quien sabe cómo es, y que tras escribirla la regala al mundo, para que todos la podamos leer; o sentir que la susurra en nuestro oído.