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domingo, 10 de julio de 2011

Amor verdadero

Leo muchos blog de gente joven que sufren por amores frustrados y que se preguntan si acaso el verdadero amor existe. Yo les respondería que no solo existe, sino que además tiene unas características específicas que lo hacen fácilmente reconocible. Lo cual no quiere decir que llegue a buen puerto. A veces hay personas capaces de quererse con toda el alma, e incapaces de comprenderse. A veces querer demasiado es la traba mayor. Y también pueden darse ecuaciones irresolubles en el amor...las hay a millares...

En todo caso en esta canción titulada Tanto amar están todas las claves del verdadero amor. Ese que comparten todas las combinaciones de amores indisolubles, léase abuelos-padres-hijos-hermanos-amigos-etc, etc

(Jamás voy a disculparme por ser adicta a esta voz:

sábado, 9 de julio de 2011

Tan solo una palabra

Él, cansado de pelear contra los mares en contra se irritó, la miró un momento y le dijo una simple y sencilla palabra que pareció dispararse de un cañón y que le dio de pleno:

-¡Cállate!

Ella pensó si acaso por ser tan joven debía callarse. Incluso pensó... ¿puede tener que callarse alguien en nombre del amor? Ahondando en esta pregunta siguió pensando, ¿acaso esto es amor? y semanas más tarde concluyó casi sin que viniese a cuento.

- No quiero hablar más contigo.
- ¿Qué quieres decir con eso?

No respondió a su pregunta, en vez de hacerlo hizo lo que tantas veces le había pedido, se calló. Pero a partir de ese día comenzó a parlotear más que nunca con todo el mundo, como si estuviese feliz de incumplir su orden con todos menos con él. Que desde entonces sigue esperando en balde escuchar su voz, esa que sólo escucha en sus sueños que reviven lo fue.

miércoles, 6 de julio de 2011

Publicar en el blog

Es rápido, apasionante, da sentido a los textos que dejamos escondidos en un rincón, porque al ser leídos dejan de estar dormidos para pasar a ser vivos, dentro de otras cabezas son. Conviven, dan vueltas, estremecen, irritan, provocan algo, y en ese provocar algo pasan a estar, y quizá estar llegue a ser quedarse. Algo que ni era ni estaba de pronto es y está. Así lo siento mientras leo blogs, que cada uno de los que leo a su manera me aportan algo que será aplicado, como cualquier texto proveniente de donde sea, me da igual que provenga de un premio Nóbel que de un indigente que se conecta desde la biblioteca del lugar donde por azar se encuentra. Todo lo que sea escritura aporta, en eso no tengo duda, y leer es un vicio que incita a pensar. Escribir es otra cosa, es explorar un territorio hasta ese instante desconocido, es iluminar con un gran faro la oscuridad.


Ahora bien, en este punto soy consciente de que si todo lo que he venido publicando estuviese confinado en un archivo de Word de mi ordenador, a estas horas habría sido devastado por una visión muy crítica, y de todo ello, quizá sólo una tercera parte se habría salvado. Escribo para verter todo aquello que la vida diaria pone ante mí, todas mis preguntas, todos los sentimientos arrojados a mí desde cualquier lugar, un telediario, o comentario casual, un suceso inesperado; todo aquello que se acumula en mi cabeza y estorba el sitio pasa a ser escrito, sólo al escribirlo de la forma en que sea va creciendo con los días y hallando su solución. A veces no la halla y puede pasarse años dando mil vueltas, pero ya no es lo que era, es un resumen del resumen, una porción pequeña, y no el lastre que al arrastrarlo me iba dejando sin fuerzas porque todo lo que me cruje me afecta. Escribir es un compendio de muchas cosas quizá sin sentido, pero quien escribe no puede no escribir del modo en que quien respira no puede dejar de hacerlo sin morir. Este morir tildado de mil matices.

Ahora bien, publicar en Internet algo que pertenece a la vida privada real es algo que yo no haría. (No conscientemente). Está claro que en Internet hay gente sin escrúpulos que roba textos, y no sólo eso, que además los envía a concursos literarios con su nombre puesto. Y aquí si no los tienes registrados en el registro de la propiedad intelectual a saber si te las verás intentando defender algo que es tuyo, ¿qué habría más tuyo que tu propia vida, aunque sea escrita?,esa que alguien sin escrúpulo alguno pueda plagiar. Cualquier posibilidad posible aunque por no ser ni sea posible halla hueco en mi cabeza, es cierto, pero esto solo de imaginarlo me da mucho miedo. Y no tiene límites mi imaginación tal y como se está leyendo. Por eso después de estar pensando durante horas sobre lo que en este enlace se plantea yo daría un consejo: Escribirlo en soledad, registrarlo en el registro de la propiedad intelectual a nombre de su autora y después publicarlo en entradas diarias. Cuando tenga la absoluta seguridad de que podrá defenderlo como suyo en este mundo incierto, al menos esa garantía vital. Desde aquí esa sería mi respuesta.

http://misangrederramada.blogspot.com/2011/07/encuesta.html

martes, 5 de julio de 2011

Cuando un blog se muere

Alguien que creía ha dejado de creer. Alguien que compartía ha dejado de compartir. Alguien que soñaba ha dejado de soñar. Alguien que estaba ha dejado de estar. Cuando un blog se muere y permanece abierto sigue viviendo en cierta manera, y en cierta manera reposa en un camposanto. Cuando un blog se muere, hay mucho que se muere en él. No importan tanto los motivos que frenan, importa que hay algo muy grande en que se deja de creer. Esa sería mi respuesta y cuando dejas de creer todo se oscurece de golpe.

domingo, 3 de julio de 2011

Palabras al sol

Sol, sol lleno de vida
que estiras tus rayos y llegas al suelo
que en tu regazo amarillo me vistes de tú
y me inundas entera en tu enérgico fuego

Sol, sol lleno de vida
que ahuyentas la tristeza de mis desesperos
cuando sueño la codicia de ser como tú
e inundar de abrazos cálidos un beatífico cielo

Sol, sol lleno de vida
que llenas los días de reverberantes ecos
que se expanden generosos cual tú
llenando vacíos que antes fueron yermos

Sol, sol lleno de vida
que te estiras de continuo en cálidos flecos
que inspiras e instas a ser como tú
e irradiarse en el mundo cual astro perpetuo.

sábado, 2 de julio de 2011

Un convencimiento propio

Quien lo quiere todo pierde lo mejor.

viernes, 1 de julio de 2011

Un acuerdo no acordado

Olaya está en la peluquería, es morena, lleva el pelo cortado a lo Cleopatra, y tiene cuatro años y medio. Lee una revista en voz alta, a tal velocidad y con una dicción tan perfecta que las chicas del telediario se sonrojarían al verla. Su abuela ronda los sesenta y lleva cuidando de Olaya desde que nació, está claro que sabe como hacerlo porque esa mañana de viernes se ha dejado sus gafas de leer en casa e insta a la niña a que lea en voz alta para ella una revista.

Marga detesta ir a la peluquería, sobre todo porque siempre se pide un corte de pelo y le hacen otro, por el ruido y el calor de los secadores, por el largo tiempo de espera... por esto y por aquello siempre hace acto de presencia cuando no queda remedio. Pero esa mañana se alegra de todo ese tiempo empleado en observar a la niña rechoncha mientras lee. Y es que puede con palabras extranjeras impronunciables, tratamientos de belleza innombrables; a sus cuatro años y medio es capaz de leer perfectamente lo que le pongan delante y quedarse tan ancha.
Marga no puede evitar maravillarse por todas las lecturas que podrá hacer cuando tenga diez. Y de todo cuanto disfrutará entre los libros si su abuela - todo apunta a que sí- la introduce en la lectura de una forma conveniente. No habrá libro publicado que se resista a su inteligencia despierta o su innato deseo de perfección.

Olaya lee en voz alta y casi en trance la crónica interminable de una boda real. Lee nombres y apellidos con un deje casi cómico por lo esforzado de leer entre tamaña dificultad. Y lo hace de un modo tan sublime que Marga no puede evitar decirle que lee maravillosamente, en verdad se ha quedado impresionada por su gran capacidad. La niña la mira un momento con sus ojos redondos y muestra su fastidio por ser interrumpida. No deja de moverse en su silla mientras lee, es hiperactiva y queda claro que hacerla leer es para su abuela la única manera de mantenerla quieta en su silla mientras esperan su turno de cortar.
De pronto una retahíla de nombres impronunciables para cualquiera menos para Olaya en un pie de foto, desata la risa de Marga. Es la risa feliz de quien vislumbra de cerca una proeza.

-Te ríes como el pájaro loco_ le dice la niña con acidez y pretendiendo insultarla, pero su reacción sincera la lleva a reírse aún más.
-Tienes razón_ responde cuando recupera la voz_, me río como el pájaro loco, pero tú lees con una perfección que parece imposible en una niña de tu edad. Lees a tal velocidad que me tienes impresionada_ de nuevo esa mirada gélida ya más acentuada por interrumpir de nuevo su lectura.

- Esta niña va a cuidarme a mí cuando esté viejina ¿a que sí Olaya?_ pregunta su abuela.

A su lado la nieta la mira como si esa pregunta no viniese a cuento, apoya la revista en sus rodillas con cierta violencia, y enfoca a su abuela arrugando el entrecejo.

- ¿Hasta cuántos años cuentas vivir?_ su mirada es de lo más desconfiada. Su aguda perspicacia le da a entender que la abuela no piensa conformarse con poco.
- Hombre, digo yo que hasta los cien por lo menos.
- ¡Hasta los cien! ¿abu... esos no serán demasiados?_ intenta esconder su desconcierto y casi enfado sin conseguirlo.
- Hija, creo que muchos, lo que se dice muchos no son_ responde su abuela un tanto sorprendida.
- Pues sí, abu, esos son muchos...¡y yo tantos no te cuido!

Acto seguido sigue leyendo en voz alta, más alta aún para que nadie se permita un comentario. La abuela de Olaya, y Marga no lo pueden remediar, se ríen como locas por la forma en que la niña de cuatro años y medio ha defendido su futuro, ese que ni es ni está pero que va a pillarla en medio de una vorágine ineludible. Arquea una ceja para observar a Marga y recriminarle que no deje de reírse. Algo nada sencillo, entre la abuela que protesta porque la nieta no le deja llegar a los cien, y la nieta que intenta zafarse de un acuerdo no acordado; que intenta espantar en voz alta leyendo la crónica de una boda real. Tan real como ella misma.