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jueves, 11 de noviembre de 2010

Sobre la televisión actual

Hay algo que no consigo quitarme de la cabeza desde hace tiempo. Soy una turista y llego a un hotel español, me da por poner la tele, sencillamente por saber en que clase de país estoy, y me encuentro con lo que a diario soportan quienes decidan tener un rato la tele encendida en cualquier canal. Ya que estar viendo algo aceptable no significa que cuando se sucedan rápidamente los créditos finales no aparezca cualquier clase de cosa que quizá te cause repelús, ver la tele hoy en día es un deporte de riesgo y algunos programas deberían llevar en su comienzo la pantalla azul que sale cuando se habla de medicamentos y sus reacciones adversas.
Todos conocemos a personas sanas que se mueren de repente, casi que cada vez más, para cuya muerte nadie encuentra explicación y quizá la explicación estuviere en el tipo de televisión que consumían, suena a risa, pero estoy segura que si a diario siguiese muchos de los programas que ponen moriría. Es un hecho, me dan sudores, indignación, vergüenza ajena ( ya, ya sé que este blog debería dármela, pero aquí de momento no me da ;), y me crispo, me crispo mucho, tanto que en mucho tiempo no me consigo peinar, me miro al espejo y mi pelo se queda electrificado hasta que vuelvo a la calma. Ningún especialista me sabe curar.
Y aquí se me ocurre establecer comparaciones, porque lo mío de siempre es comparar. De un tiempo para acá nos preocupamos mucho de los conductores y les quitamos puntos por hacer maniobras arriesgadas, les multamos, les sisamos los bolsillos porque beben y conducen, se saltan semáforos en rojo, llevan los focos sucios, conducen como locos, salen al arcén sin su chaleco, se accidentan y olvidan poner los triangulitos mientras se curan del susto, llevan luces fundidas y no se pispan.... Se cuida el lenguaje escrito hasta el punto en que de buenas a primeras se cambian las normas aquí y allá volviendo locos a quienes escriben a diario, eternizando las correcciones de manuscritos dormidos en un cajón, catalogando de nuevo los nombres de ciudades, quitando acentos que ya no sabemos quitar, poniendo nombres ridículos a letras añejas ya... Y sin embargo dejamos que se nos llenen los canales de televisión con cualquier cosa, es más, se ha establecido una competición: La de a ver quien afilia a su programa al colaborador más cutre de entre los cutres a bordo. Eso no lo dicen, pero no hay más que verlo y escucharlo -eso si quieres-, pero si no quieres entre programa y programa te asaltarán y tendrás que oírles el intervalo de tiempo que te lleve rescatar el mando de la tele entre tu sarta de papeles y apuntar con el mando del revés, y luego del derecho, para enviarles a paseo; tiempo más que suficiente para llevar los pelos de punta el resto del día, eso sin que lo puedas evitar.
Pues eso, hemos quedado en que soy una turista que viene a España atraída por todo lo que tiene a descubrir, pongo la tele, evalúo unos segundos y voy cambiando de canal en canal, no es que sea muy estudiada - no vamos a complicarlo-, estoy muy cansada tras mis muchas horas de vuelo, tengo la maleta sin deshacer, me he gastado una parte importante de mi dinero en llegar volando, y estoy pensando. Sigo cambiando de canal a canal y sigue pasando el tiempo, luego sigo pensando. Finalmente lo tengo claro, recojo mi maleta, entro en el ascensor y explico en recepción que me ha surgido un imprevisto. Vuelvo al aeropuerto y evalúo a que país me quiero ir, visto lo visto, lo decido y me piro vampiro con una cruda determinación: No quiero conocer a los españoles porque a simple vista sé como son todos: gritones, maleducados, chismosos, estropajosos, piojosos, incultos, zafios, bordes, crápulas....( seguiría así todo el vuelo hasta aterrizar y empaparme de otro país que me temple los nervios...). Y nadie podría censurarme por hacerlo, porque quieras o no, la televisión es la carta de presentación de un país, y habla mucho de las cuestiones políticas y del estado. Es mi forma de entenderlo y contra eso nadie tiene nada que decir, soy una turista y como tal yo decido entre qué tipo de gente quiero convivir. Quizá no sea justa, pero no soy juez y nadie me condena, en uso de mi propia libertad te advierto una cosa: Tu país está tachado de la lista de países que me apetece conocer, y me horripila, aunque eso sí, te compadezco si te ves obligado a vivir en un sitio así, y si toda la gente que conoces es como la que aparece en tu televisor a ciertas horas, esas horas en que estuve viendo la televisión :S

Una historia que da que pensar

Nostalgias, diferentes modos de nostalgias nos asaltan y se nos hace raro que las nuevas tecnologías nos den para cosas inimaginables. Hay textos que te alegran la mañana y que te hacen pensar, en concreto este. Lo dejo aquí porque nada me gustaría más que descubrir un día alguna sorpresa como estas. Enhorabuena.





miércoles, 10 de noviembre de 2010

Un reflejo como un espejo

A veces alguien consigue dar una crónica de todo aquello que tú piensas, solo que tú no sabrías contarlo o sencillamente no tienes tiempo para hacerlo. Afortunadamente siempre tienes tiempo para leer y para compartir. Y para disfrutar de un escrito de esos que te descargan tu polo negativo, que a veces pesa.

martes, 9 de noviembre de 2010

Una propuesta

Me gusta que me hagan propuestas, quizá para la vida de una ama de casa no hay nada mejor que participar en algo que le gusta sin moverse de casa. Es fácil y sencillo poder soñar que se tiene una voz que llega muy alto para reclamar aquello en lo que se cree. A través de este blog intento reflejar, atrapar, retener, agrandar...todo aquello que me mueve y nada me mueve más que un sueño, un ideal, una esperanza, o algo complicado de lograr. Ya sabéis que nunca suelo pedir nada a los que estáis ahí, os sigo porque casi todos escribís textos que me hacen pensar o reír, textos que me hacen sentirme acompañada y arropada, y que alejan ese sentimiento antiguo de ser un bicho raro. No soy un bicho raro, soy una más, esa lección es la lección que he aprendido siguiendo vuestros escritos. Y también aprendí que todos sin excepción queremos un mundo más justo, un mundo mejor. ¿Pero como se construye? Es difícil construir un mundo mejor en un tiempo en que llegar a fin de mes es tan complicado ¿verdad que sí? Pues no nos quedemos parados, intentemos con nuestras palabras cambiarlo, tal vez no cambiará, pero al menos habrá un lugar donde quede reflejado. Esa es la propuesta que os hago. Que nos hacen. Yo ya me he apuntado, porque todos los pueblos de la tierra son el mío.




lunes, 8 de noviembre de 2010

Voy a escribirte un cuento

Cuando encuentre el modo y la forma, cuando encuentre la voz y la determinación, cuando encuentre el tiempo y la motivación, cuando encuentre las palabras y sepa atraparlas, cuando encuentre la adecuada estación. Cuando encuentre el tono y el pulso, cuando encuentre el escenario y los personajes secundarios, cuando encuentre las ganas de escribir. Voy a contarte el cuento de porqué mi no firme es un no tan firme y tan imposible de hacer variar, pero te lo advierto, tardarás muchos años en comprenderlo, tantos años como han de faltarte hasta que te halles en mi misma situación. Lo que el duele el corazón de una madre cuando dice no, solo el corazón de una madre lo sabe: duele por dos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Frase

En el terreno literario, trátate mal a ti mismo. Si tú te tratas mal, los demás te tratarán bien. Si tú te tratas bien, los demás te tratarán mal.

Medardo Fraile


Esta frase la encontré en una entrevista a la que llegué por casualidad, y que me parece la mar de interesante para cualquier aspirante a escritor. La dejo aquí:



viernes, 5 de noviembre de 2010

La huella del talento

No me cansaré de repetirlo, llegué a la red con un único objetivo: encontrar buenos textos que leer, un hecho que en cierto modo ha explosionado ante mí, casi haciéndome retroceder en todas las aspiraciones que tenía en marcha. Me ha paralizado, me ha dado media vuelta del revés y me ha devuelto la cordura que en mi caso se pueda tener -que supongo no sea mucha. Uno va investigando y va encontrando todo aquello que buscaba sin brújula alguna, dejándose llevar del mismo modo en que le gusta escribir, casi al tuntún. Pero la sensación de encontrarse ante lo nunca contado es una sensación de tal plenitud que te dibuja una sonrisa imborrable, cicatrizante de heridas de soberbia y de una forma indefinida te hace renacer. Cuando te encuentras con alguien que escribe mejor que tú puedes saberlo, porque un hueco muy grande encuentra su relleno. Y decides compartirlo ofrecer la posibilidad de que otros sientan lo que sentiste tú. Algo que quizá no sea porque como cada fruto, cada escrito tiene su sabor y todo es cuestión de gustos.