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jueves, 8 de enero de 2015

Viene del anterior

Desde mi última entrada no he podido dejar de darle vueltas a lo dejado en suspenso, ahí va mi valoración: No hay valentía cuando hablas protegido por todo tipo de blindaje. Sin embargo si eres un cobarde, nada te escudará de tu cobardía.
Decir que los españoles ya no temen perder su puesto de trabajo es un insulto a la realidad, nadie desde la última década tuvo mayor temor, al ver la facilidad con la que de un día para otro te dejan tirado en la calle. Con menos prestaciones por desempleo, mayor dificultad de encontrar otro lugar donde trabajar, con la subida de impuestos al alza o la carestía de vida subiendo un peldaño más. Con menos presupuesto para los fines sociales y la sanidad...
Y es también una falta de respeto a quienes se han visto endeudados hasta las orejas por lograr algo tan vital como un plato diario en la mesa, o para quienes sin miramientos y en tropel fueron desahuciados. Se vieron obligados a cerrar sus empresas o han tenido que poner tierra de por medio para buscar una forma de vida, digna, en el extranjero. 
Y así podríamos seguir desgranando gota a gota la realidad: Atravesamos tales turbulencias que con tanto ruido hemos perdido los sueños; se aletargaron hasta que pase el rigor de este invierno frío, donde todo parece imposible, incluso soñar. No pueden brotar ni los sueños en esta tierra yerma donde cada día nace una nueva trola con la que intentar sembrar normalidad. La normalidad, señores, desde luego, es otra cosa.


3 comentarios:

  1. Hola Begoña, pasaba por aquí y quería dejar mi huella. Te invito a conocer mi blog. Un saludo de lluvia desde Madrid.

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  2. ¡Te ha salido del alma, Begoña!
    Y las cosas que brotan así, con ímpetu, son las mejor dichas.

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