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jueves, 17 de mayo de 2012

El peso de la ley

Ayer, siguiendo la noticia de la niña dejada a las puertas de una guardería, me inquietó escuchar que se está buscando a la madre para imputarle un delito de abandono. Que ya hay alguna pista y que se hará caer sobre ella todo el peso de la ley, bueno, al menos yo lo traduje así a mi escaso cerebro apolillado. Y me inquieté. Me pregunté porqué debía ser esa la fórmula y no otra. Porqué en el comienzo del año 2012, las instituciones siguen midiendo con diferente rasero a quienes tienen un sueldo de 4.000 euros ( bueno, en realidad no sé lo que cobra un ministro al mes; pongamos ahí la cantidad correspondiente) y a quienes tienen un sueldo 0 para pasar de a mes todo el año.

Por la nota que la mujer dejó escrita a mano, no tiene trabajo, ni casa. Empecemos por ahí, criar a un recién nacido en la calle es exponerlo a una muerte segura, por frío, por la imposibilidad de aseo que un bebé y una madre lactante, en caso de poder serlo, necesita. Ya no pensemos en si hay que alimentarlo con biberones. Es imposible cuidar de un bebé sin dormir, tan imposible como poder dormir en plena calle con un bebé; porque mientras la madre duerme, alguien puede robárselo con idéntica facilidad con que le robaría el monedero en caso de que tuviese. Eso en un principio, después tener un niño de meses es peor, y tener un niño de años ya no digamos. Un niño que tome conciencia del lugar que ocupa en la sociedad, un lugar tan diferente al que ocupan el resto de los niños que ve a diario. Echarle encima todo el peso de la ley a una mujer u hombre que no tiene nada es muy sencillo, porque no tiene donde esconderse. Echarlo encima de quienes desfalcan cantidades industriales de dinero, lo vemos a diario; eso ya es otra cosa, y a veces hasta ilusorio. Porque nos guste o no, el amparo de la ley también se compra, en esta sociedad de 2012 que a veces se me antoja tan arcaica.

Yo me pregunto, porqué siempre hay que seguir las fórmulas rígidas, porque a una mujer a la que se reprocha no haber buscado ayuda, porque quizá no creyó en la ayuda; no se le puede tender una mano al tiempo en que se presenta a su bebé desde todos los televisores del país, diciendo algo tan sencillo como: se ruega a la madre de este bebé, que se persone en la comisaría más cercana para estudiar su caso. Que no tenga miedo, que si quiere quedarse al niño la ayudaremos. Nos sobran recursos para hacerlo. Apuesto, del verbo apostar que en cuanto escuchase el mensaje llegaría hasta ellos y entre otras cosas se ahorrarían buscar.

Se reprocha que no haya buscado ayuda, al tiempo en que se demuestra que aún vivimos en una sociedad que está más preparada para cargar todo el peso de la ley, que para tender una mano a según quien. Desde las altas esferas todos deberían saber que cuando un hombre o mujer pierde su trabajo, no ingresa un euro; y en esta sociedad sin un euro todo cuanto te queda es vivir en la calle. Y en la calle nos guste o no nos guste saberlo, no se puede vivir. Malvivir todo cuanto se quiera; pero no vivir. Y ya sabemos en que consiste la diferencia.

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