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martes, 14 de junio de 2011

Me surgen las preguntas

¿La hija de este padre escritor le leerá a él?, y si lo hace ¿qué opina de lo que su padre escribe? Estando en esa edad no es raro que una hija lectora se encuentre avergonzada de lo que puede escribir un padre escritor. ¿O a caso la temática que este padre toca no molesta a su hija?
Hay muchos tipos de escritos, muchas clases de escritores y muchas clases de hijos, quizá los más de los más puedan compartir espacios sin interponerse barreras.

_ No escribas nunca sobre mí.

Esa puede ser la exigencia de un hijo cualquiera cuando le cuentas que has leído un libro en el que tal madre escritora cuenta lo que le ha pasado a su hija: Léase Paula, o La agenda de los amigos muertos, sin ir muy lejos.

_ ¿Me escuchas bien? No escribas nunca sobre mí. Si me entero que escribes algo sobre mí y te lo publican date por muerta.
_ ¿ Y si me pagasen mucho dinero tú que dirías?
_ Hombre, si es mucho sí.
_ Pues fíjate si fuese para ganar mucho dinero jamás escribiría sobre ti. ¡Ni se me pasaría por la cabeza!
_ Ya, pues si va a ser gratis ni se te ocurra.

Me surgen las preguntas, y a veces ni ansío las respuestas. Las respuestas me vienen a dar lo mismo, pues a cada minuto me llega una y nunca se queda, siempre hay otra agazapada esperando para ocupar su lugar, hasta que llega otra que hace lo mismo y también se queda. Así hasta la eternidad de todos los segundos que pasan de largo y nunca se esperan.

He aquí la crónica de un padre escritor que al menos ha encontrado valiosas respuestas:



1 comentario:

  1. Creo que al escribir sobre los hijos cualquier escritor lo hace por algo valioso. Más valioso que el dinero, nunca por vil metal. El dinero obtenido sería solo la consecuencia, jamás la causa.

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