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martes, 25 de enero de 2011

Normas de comportamiento

Agradezco todos los libros que hablan de cómo educar a los hijos, si agradezco cualquier tipo de libro sería imposible no agradecerlos, pero después de leerlos me asalta una seguridad: no hay pautas que nos lleven a alejarlos de todos los males que no quisiéramos para ellos. Da vértigo pensarlo pero es así, y sigo teniendo dos convencimientos al respecto, lo importante es hablar mucho con ellos desde muy pequeños. A mi me ha resultado fácil porque uno de mis hijos balbuceaba un ga-ga apenas unos minutos después de nacer. Sólo lamento no haber grabado esos instantes, es una de esas joyas que solo puedes recordar, y revivirla de nuevo.
Hace unos días en plena exposición "de las cosas que necesito ya mismo" se me encendió la chispa y creo que supe lo que me intentaba decir.

_ ¿Recuerdas que te conté que después de nacer ya hablabas?_ leve asentimiento de cabeza mientras espera que cuele un gol en la portería del necesito en lugar de quiero_. Pues bien, tengo una versión muy fresca de aquella charla del ga- ga- gá, ¿quieres que te traduzca?
_ Preferiría que no_ es una negación que en verdad quiere decir me encantaría. Le encanta ese juego. Quizá es un modo de disfrutar del absurdo sin moverse del sitio, quién sabe.

_Acabo de nacer ahora mismo y no te das cuenta de que estás a punto de presentarme a todo el mundo con estos pelos ¡que horror! Y ni te has dado cuenta que me han puesto un pañal siete tallas más grande. Y que me han envuelto en una toalla de felpa lavada mil veces, ¿puede saberse que clase de madre eres?_ al ver la risa alegre en que se desató creo que esta gota de chispa era de las buenas_Imagino tu incredulidad al ver el tipo de padres que te tocamos en suerte, y además pobretones, eso es mala suerte y lo demás son cuentos... Y nosotros con esa cara de satisfacción al ver el resultado de nuestros mejores genes delante de nuestras narices, todo perfección.
Si algo me apasiona es novelar mi vida para darle un sentido a tantas horas entre los teclados, y hacerlo real, o para vencer el tedio de los días iguales, o desencajar a todo el mundo en un momento dado y que me miren como una loca escapada del manicomio o una payasa sin circo. Lo que quiera que sea me parece genial si me da la posibilidad de fotografiar miradas tal y como esa.

Me estoy yendo por las ramas. De vuelta a los tipos de libros de que hablaba, yo diría que lo importante de veras es hablar mucho con los hijos ya desde que nacen. Y que se rodeen de buenos amigos. Buenos de verdad. Y creo que ni aún así les mantendríamos a salvo de todos los peligros que hay en la vida, de las casualidades nefastas, del aquí y el ahora en que se puedan resbalar. Creo que son ellos quienes deben tenerlo muy claro y grabado muy hondo, allí donde nada ni nadie se lo pueda arrancar, el convencimiento firme de lo que lo que les hará felices en un futuro y lo que les hará desgraciados a sí a voz de pronto, y creo que observando fríamente el mundo lo pueden lograr, si antes les hemos preparado para ello.

En este libro se dan varias pautas cuasi infalibles, subrayo las dos en que se hace hincapié, recoger y cuidar sus juguetes, y saber valorar el dinero y lo que se hace con él.
*Cuidar sus cosas desde pequeños siendo ordenado les hará valorar su cuerpo y lo que hacen con él. Así el día de mañana se cuidarán de castigarlo de forma indebida consumiendo drogas.
*Cuidar su dinero siendo muy consciente el modo en que lo gastan. Evitará que el día de mañana puedan usarlo para comprar drogas y después consumirlas.

Conozco un caso en que los padres eran tan meticulosos en el cuidado de su hijo desde que nació que me causaban grima. Más que padres eran guardia y custodia 24 horas. En el momento que tuvo independencia salió a la vida más que desbocado e hizo justamente lo contrario de cuanto aprendió. Me gustan este tipo de libros porque nos orientan, pero el trabajo de criar a los hijos se hace minuto a minuto, segundo a segundo y día tras día. El modo mejor, es leerles cuentos cuando son pequeños, y hacer que sepan valorar la lectura hasta el punto de necesitarla como alimento. Esa es mi convicción. Y puedo envidiarles por leer 174 páginas de un libro en sólo tres días y a ratos sueltos. Eso es lo que más les envidio a día de hoy, en que más que las letras leo las estructuras, la forma, el modo de manejar los tiempos, los párrafos que sobran, la división de capítulos, y así no hay modo alguno de leer tal como leía ni disfrutar cuanto disfrutaba. No puedes cuando la lectura ya es una obsesión.

Creo que somos el resultado de las cosas que descartamos más que de las que escogemos. O a partes iguales. Del modo en que creo que se habla mucho del verbo educar y se deja campar por sus respetos a quienes venden fórmulas fáciles del verbo volar.

1 comentario:

Tu lees desde la invisibilidad y puedes aportar algo a este lugar, para ello existe