Powered By Blogger

viernes, 21 de enero de 2011

Con la boca cerrada

Esta es la frase que más me han repetido en mi infancia, y eso marca, pero hay ocasiones en que lanzar al aire un convencimiento es impagable, de modo que ahí va un descubrimiento reciente, que tal vez eso de que Con la boca cerrada estoy más guapa, sea verdad, pero en todo caso es una verdad que no me interesa. Supongo que es mi modo de desafiar al mundo de un modo pacífico. ¿Pacífico en realidad?, las respuestas siempre se me escapan.

Durante el año 2010 el mejor libro que leí fue: La muerte Blanca, escrito por Eugenia Rico. El mejor libro que he leído acerca de la pérdida de un ser querido.

Abandoné la lectura de muchísimos libros, de los que muchos merecen la pena ser leídos por lo muy buenos que son y a lo largo de mi vida intentaré leerlos. Llevo muchos meses intentando saber cual es la razón y apunto una: Documentación. ¿Raro verdad?

Soy más rara que un perro verde y estoy mejor calladita, eso lo sé, pero me resulta tan curioso este descubrimiento que lo lanzo al aire. Rigurosa documentación para todo lo referido a ese libro, que por supuesto es ficción. Y sucede que al plantarme fechas rigurosas de hechos rigurosos y yo saber que es ficción, se subraya esa mentira de querer por todos los medios que yo me crea que eso que me cuentan pasó en verdad. Y sucede que no me lo creo.

Si el mismo libro no se empeña en recordarme a cada paso que tal día de tal año tal que eso estaba sucediendo en esa parte del mundo, porque verdaderamente ocurrió - que hay libros que no hacen- ese representar una mentira que fue verdad no se produce y puedo leer. Nadie se podría creer que a veces estoy harta de mí misma, pero ahora mismo, al haber hecho este descubrimiento lo estoy (:s)

4 comentarios:

  1. Mira vos, la verdad cada uno tiene sus cosas. Te mando un beso grande

    ResponderEliminar
  2. Sobre enmarcar una obra de ficción en un momento determinado, y situar hechos reales en una ficción, pues creo que hay que hacerlo con cierta mesura y no ser demasiado insistente. Un punto de equilibrio.

    Yo tambien tengo dias que no me soporto a mi mismo y creo que soy un carcamal sin remedio. Me parece que es cosa de la edad. Demasiado tiempo conviviendo conmigo mismo, y esto no hay divorcio que lo arregle.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Conozco la sensación que describes. Los detalles son importantes, y la precisión es algo que aprecio, pero conforme he cumplido años me he ido deshaciendo de algunas osamentas mentales y hoy es el día en que consigo dejar que la belleza de las palabras, si es que la hay, fluya e impregne mi mente, y conmueva mi corazón, aunque esas palabras no se agarren a nada.

    Ya no necesito que las cosas coincidan, que los hechos estén basados, que los nombres existan. Ya no.

    Y eso, Begoña, me hace sentir bien.

    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  4. Hola Begoña.

    Te comprendo perfectamente. Hay días que al despertar, (si es que tienes la suerte de haber dormido), tienes la sensación de que el mundo no tiene lugar para ti.
    Es desesperante, pero hay que ser fuertes...besicos y buen fin de semana.

    ResponderEliminar

Tu lees desde la invisibilidad y puedes aportar algo a este lugar, para ello existe