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viernes, 30 de julio de 2010

Bodas de oro




De oro fue el tiempo que pasamos juntos

desde que nos conocimos,

desde que nos miramos por primera vez

desde que supimos que habíamos quedado

en vernos de nuevo desde otra vida.


Fue así desde el primer segundo

pero tardamos años en concebir

que el sentimiento fue mutuo,

durante muchos años

descubrirnos fue todo lo necesario.


Hasta aprendernos tan de memoria

que no supimos olvidarnos

ni en las peores disputas

nacidas de improviso

para torturarnos.


Algún día entendimos que incluso

nuestra imperfección es perfecta

que nuestros desatinos nos complementan,

y que somos distintos para ser más perfectos,

para encontrar en el otro la pieza que nos falta.


No hay caminos de rosas, ni rosas sin espinas

cincuenta años tienen todos sus días,

y todos sus segundos, por pasar, ha pasado de todo,

de no haber sido así no habríamos sido humanos,

y sin ser humanos ¡quién sabe qué habríamos sido!


Cincuenta años de casados y fue ayer, ayer mismo,

es todo cuanto se me ocurre al verte cada mañana,

al saberte tan mío como yo misma,

a no distinguirme de ti tal como el cielo

no distingue la línea del mar que les separa.


Ha sido improvisado en un minuto, pero espero que os guste. Felicidades a los dos.




jueves, 29 de julio de 2010

Aquello que no se puede explicar

El domingo por la mañana caminando por las calles cercanas a una iglesia, en un pueblito costero me asaltó una mujer vestida con un albornoz blanco y un sombrero de ganchillo, seguramente confeccionado por ella misma, siguiendo las instrucciones de una de esas revistas que las mujeres de cierta edad se llevan a la playa junto a su silla de rayas para matar las horas que pasan junto al mar, ajenas al aquí y al ahora, porque todo su pensamiento está en otra parte mientras tejen delicadamente con sus manos avezadas. La mujer caminaba hacia la playa no sin cierta dificultad, llevaba una silla de playa de rayas blancas y azules en su mano derecha, y unas chanclas de tela de color lila. Sus pies eran delicados y muy pequeños.
De pronto sentí la necesidad de ofrecerme a llevar esa silla demasiado grande para un cuerpo tan menudo como el suyo, y tan anciano; tan alejado de todo cuando ha sido- tuve la intuición al verla que en su tiempo fue una mujer resuelta, algo en su firmeza espectral pareció gritarlo-.Pero finalmente no me atreví, supe que no era necesario, apenas podía con su carga pero iba feliz de cargar con ella misma y su silla de rayas bien plegada.
De pronto debió acabar la misa, porque un río de gente salía de la iglesia y avanzaba calle abajo, y justo al verla, la bordeaba. Todos tan impolutamente vestidos y tan de postín que al pasar ni la miraban. Yo caminaba tras ella mientras mi marido hablaba, y me sucedía todo lo contrario, no podía dejar de contemplarla. Incluso en un momento dado pensé lo mucho que me hubiese gustado abrazarla, felicitarla, o comunicarle en primicia todas las cosas que con su caminar sin prisa me provocaba, -pero todos me hubiesen tomado por loca y me hubiesen llevado al manicomio con zapatillas blancas-. Y me dije no, no puede ser, no tengo tiempo.
Al tiempo en mi cabeza se abría un dialogo conmigo misma, ese eterno ahora no, ahora no puedo, pero ya era tarde y lo sabía, me había abordado un personaje sin previo aviso.
Mi vida del revés, podría titularse este blog, porque todas las cosas me suceden del revés. Pero es sin duda apasionante.No es que la historia me haya surgido porque sí, ya estaba trazada hace varios años, pero no tenía tiempo ni ganas para abordarla.
Mi marido no vio nada de especial en esa mujer, no captó nada en su forma de caminar, ni en su firme desafío a sus ochenta años de edad, y no, tampoco quise explicarle. Sé que lo único que odiaría escuchar en esa mañana radiante es que voy a escribir una historia de asilos. O peor aún, que en Marzo he de tenerla lista para enviarla a un concurso. Odiaría volver a explicarle que no me importa el dinero, ni ganar premios, ni ser lo que no soy. Odiaría volver a escuchar que estoy loca, que no hay quien me entienda que lo mío no es normal. Odiaría volver a decirle que simplemente escribir me hace feliz.
He comprendido que hay cosas que no se pueden explicar como que un personaje al que llevas buscando durante años te aborde en plena calle, pero aún no sabiéndolo explicar es sin duda maravilloso. Casi mágico. Especial. Un sueño. Una locura. Algo por lo que vale la pena nacer.



miércoles, 28 de julio de 2010

Un punto de color





En la biblioteca que suelo frecuentar han añadido un círculo de color en los lomos de algunos libros - de momento no les ha dado tiempo a terminar- y me he llevado una grata sorpresa, me gusta la literatura realista. No es que otro tipo de literatura no deje de gustarme, que sí, prueba de ello es que llevo leyendo toda la vida, pero los libros que yo buscaba y no encontraba están todos bien marcados con un diminuto círculo de color morado, y eso me simplifica tanto las cosas que no dejo de maravillarme. Y de rebuscar los tres libros que voy a traerme a casa. Siempre tres, porque si la historia no me atrapa no puedo concentrarme, y empiezo a pensar en lo que aún corregiré, lo que voy a variar en esta o aquella historia, ese es el indicio de que no debo terminar el libro. Necesito leer libros que me atrapen de lleno, que no me den lugar a distracciones, esos son los únicos libros que de verdad entenderé de principio a fin, porque no me han permitido dejar de ver ni una línea.

Entre las elecciones de ayer, me encontré un libro que seguramente compraré, apenas estoy en las primeras páginas, pero están escritas del modo en que yo quiero escribir, tal vez el hecho de tenerlo en casa me aclare algo sobre ese cúmulo de páginas que aún tengo por redondear para finiquitarlas y que dejen de partirme en dos todo el tiempo.
El libro se titula Verde agua y su autora es Marisa Madieri, una autora que hasta ayer me era totalmente desconocida. El formato del libro y todo él me ha atrapado desde la estantería atestada en que lo he rescatado. Es una novedad en sí mismo ante mis ojos, y una promesa; me gusta llevarme los libros que leo dentro del bolso a cualquier parte y este me será muy fácil de transportar, es uno de los motivos porque me ha gustado.

Los otros dos los he ojeado por encima y digo lo mismo, no de su diseño ni de su portada que son lo siempre visto, sino del contenido, es la prosa que me gusta leer, los temas que me gusta saber, y casualidad o no, los tres están escritos por mujeres. Espero asomarme poquíto por aquí en los próximos días, sería el feliz indicio de que escribir es menos apasionante que leer. Porque os aseguro que en mi vida personal ser lectora es mucho más sencillo que ser aspirante a escritora.

Ser lectora es algo que todo el mundo puede entender, porque puedo cerrar el libro que leo en cualquier momento y buscar la camisa azul dentro de cualquier armario. Eso ocurre de distinta forma si estoy en el word intentando captar todo eso que no quiero que se escape, o buscando la palabra exacta y que ahora ni me sale. Es ahí donde se me señala no sin cierto ánimo de dejar algún corte bien visible en un lugar que pueda ver: que de escribir no saco nada. Osea, que no es mi trabajo, que no es ni un trabajo, ni es necesario y ni siquiera es sano, -no hay más que ver cómo me enfado cuando alguien me dice que lo deje de una vez-. No, ni siquiera es sano, es una verdadera obsesión de perfección y un reto diario de encajar muchos quehaceres tan distintos entre sí y tan necesarios.

Concluyo: Un libro "ajeno" puedes cerrarlo hasta cuando puedas retomarlo sin remordimiento alguno. Uno que es "tuyo" te insta a dedicarle tiempo como un niño malcriado, te reclama el espacio en que lucir bonito al fin y poder ser cerrado definitivamente durante muchos años.

martes, 27 de julio de 2010

Lenguaje cifrado



El verano no suele servirme para escribir, al menos no gran cosa, me sirve para recolectar, recapitular, planificar o recabar información. Porque a veces me siento a escribir y desde mi ventana, tal como ahora, las nubes viajan hacia el oeste y distraen toda mi atención, dejo lo que estaba escribiendo y me pongo a contemplarlas. A veces creo que las nubes tienen su propio lenguaje cifrado y el cielo está tan azul, es un azul tan plano que sobre él avanzan imparables todas las imágenes del mundo colocadas en distinto orden, un tipo diferente de abecedario. Es lo que se me ocurre al verlas desde aquí, emplazando todos mis quehaceres a tratar de descifrarlo.

El verano es una fuente inagotable de inspiración, porque llama a estar en todas partes, a vivir el presente, a llenar las arcas para los días más encapotados. Creo que escribo para devolver al invierno inhóspito sus días más esplendorosos, porque el invierno crudo me cambia el humor: escribo por recuperarlos, por hacer más corto su regreso, para no olvidarlos. Creo que al fin y al cabo es algo tan sencillo como intentar que siempre, siempre sea verano.

Ayer, en una de esas verbenas donde últimamente vamos en grupo, un grupo muy majo, me presentaron a un bebé recién nacido, que hace dos meses y medio viajaba aún en el cuerpo de una madre embarazada a los cuarenta y un años. Recuerdo perfectamente nuestra conversación de entonces -cuya lección algún día me dará para un relato-. Por el momento dejo las palabras de su marido, muy parco en palabras, las personas que no acostumbran a regalar palabras tienen ese don, todo lo que dicen queda subrayado:

Si llego a saber lo que era ser padre lo tengo antes.


Todos los padres que estábamos allí sonreímos, porque todos tuvimos en el preciso instante de conocer a nuestros hijos la misma sensación y una misma pregunta: ¿Cómo pude vivir sin ti todo este tiempo?


lunes, 26 de julio de 2010

Sobre mitos



Me hago mayor, hasta el punto en que últimamente se me están cayendo muchos mitos. Estoy más escéptica que antes respecto a todo, sobre todo con respecto a las personas. Vuelve a apasionarme la gente de a pie, la normal, la que te cruzas todos los días, la que te habla directamente, la que puedes mirar a los ojos, aquella con la que compartes de tú a tú. Mucho más que los personajes de cualquier libro, incluso que los propios que siguen esperando su última de la última, última corrección de verdad, esa que ya era antes de que la retomaras otras tres veces más y ahora sea una poda podada de sí misma.
El año pasado me sucedió con los tomates, de tanto podarlos los desangré y se murieron, este año no los toqué y se multiplican y se enredan entre sí y están cargados de tomates en espera a madurar. Tuve que corregirme a mí misma como tantas veces, y cambiar ese: en mi huerta los tomates se dan mal, por ese otro, creí que en mi huerta no se daban los tomates pero era que de tanto cuidarlos los mataba.
Eso, que este año 2010 estoy matando poco a poco todo aquello que me iba sosteniendo. Estoy como suicida. Y no se si estoy madurando o dejándome morir para volver a renacer. Es una sensación extraña que no me ocupa, ando demasiado ocupada para detenerme a averiguar en este momento. Creo que el resultado será a mejor. Lo intuyo. Mejor que qué otra opción, eso ya no lo sé, lo mío no son nunca las respuestas.

sábado, 24 de julio de 2010

Lejos muy lejos



La realidad es esa, se queda muy lejos lo idealizado que tenía el mundo de la publicación. Creí que el camino a seguir era algo más o menos alcanzable, eso sí, siendo muy tenaz y acertado al cincuenta por ciento en la balanza. Pero el mundo de internet, al cual me resistí muchísimo -seguramente porque intuía lo mucho que terminaría con mi idealización acerca del mundo escrito- me lo está dejando muy claro cada día.
Hay mucha gente a la que le encanta escribir y que lo hace MUY bien, mucha gente que participa en concursos literarios con resultados positivos e incluso quienes se lanzan a enviar un manuscrito a una editorial y deciden publicarles. No es magia, ni casualidad, ni cosa que se le parezca, es talento, y a poco que te quedes en sus blog puede leerse no sin cierta envidia, a quién no le gustaría manejar su léxico con igual presteza.
Por lo tanto lejos quedan esas esperanzas de recorrer doscientas o trescientas páginas con la fe del ciego, o de intentar plasmar algo que no haya recogido libro alguno, al menos desde el mismo ángulo. Y es que circulan muy buenos escritores por ahí, algunos han publicado, y otros lo intentan con todas sus fuerzas. Otros intentamos poco a poco despertar de un sueño y aterrizar para siempre en la realidad seguros de que otros pilotos llegarán a todos los mundos por explorar.

Dejo las palabras de un maestro, Jose Luis Sampedro en su libro Escribir es vivir. Se me olvida todo lo que leo, pero revisando mis apuntes me lo encontré y aquí os lo dejo:

"La labor del escritor es como la de la vaca, lo observa todo, lo rumia, vuelve despacio a masticarlo todo y lo convierte en carne, el auténtico escritor siempre escribe con la carne. Luego el dueño la ordeña, vende la leche, se queda con los cuartos y le da un 10% para que siga produciendo".



viernes, 23 de julio de 2010

La mujer más bella del mundo



Siempre me ha impactado la humanidad que se desprende de las personas más necesitadas. Su fe, su integridad, su infinita ternura y su ánimo para salir adelante cuando todo les viene en contra.
Eso es lo que se refleja de este vídeo que acabo de ver en el blog Un viaje a mi locura.
Y sí, definitivamente ella es La mujer más bella del mundo.


Sin duda es el gran descubrimiento del día. Y la razón de que escribir se me haga tan importante. Pero a veces hay que reconocer que las imágenes superan todo lo leído en mil páginas.

De botellón en la playa



Me he quedado muy antigua, eso hace mucho tiempo que lo sé, no soy una madre enrollada, ni una esposa enrollada, ni una ciudadana del mundo muy enrollada tampoco; a veces parece que me cueste ver la diversión de las cosas, porque todo tiene un límite y el conseguirlo es mucho más difícil de lo que parece. Esa es la parte que me preocupa.

Con motivo de una de las fiestas del concejo se celebró un botellón en la playa, y ya desde muy temprano la estación de autobuses comenzó a arrojar riadas de adolescentes de todas las edades con su bolsa de supermercado cargada de botellas. Hay algo que comenté con otra madre, y es la hermosura de las chicas de hoy en comparación con los chicos. Ellas son esculturales, tienen un gusto exquisito en escoger la ropa que mejor les sienta, llevan melena de sirenas, saben maquillarse como auténticas profesionales y en general caminan por la calle como podrían hacerlo sobre una pasarela de moda.

_ Se preparan muchísimo_ me respondió muy segura.

_ Da lo mismo, yo podría prepararme lo que me diese la gana, que nada que ver.

_ Son muy jóvenes, si no son guapas ahora cuándo lo van a ser.

_ Yo fui joven y aunque me hubiese preparado así, nada que ver con el resultado.

Y es tal que así, abunda un tipo de belleza casi nórdica entre el general femenino adolescente, son elegantes, educadas y tiernas. En cambio ellos son desgarbados, se molestan en peinarse de la forma que peor podría quedarles, llevan la ropa tan holgada y tan caída que parecen espantajos, y han perdido la edad, tienen que pasar de los veintidós años para que transmitan algo de madurez, y eso si la alcanzan.

Lo comentaba una vez con una chica de veintidós precisamente y ella se reía, porque además ella es tan madura como una mujer de cincuenta. Su respuesta me impactó:

_ Es verdad, los chavales de ahora están tan mimados por sus madres que hablas con ellos y te das cuenta de que no hay con quien tratar. No sé, parece que están todos sin cocer, yo nunca tal lo vi, hacen tantas tonterías como los niños de cinco años, y entonces les dices: anda y que te aguante tu madre, si no te supo educar como era debido que no llore.

_ Uy, me preocupas_ le contesté muerta de risa por el modo en que lo dijo_ yo también soy una madre, ya ves. Mira que si al final éste se queda conmigo toda la vida, menuda lata.

_ No, hombre, nada que ver, se le ve que está espabilado y al menos tiene pinta de hombre, con ese cuerpo que tiene aparenta mucha más edad y además va vestido como tiene que ir, y se peina como una persona normal, nada que ver con el promedio que hay en las discotecas. Uy, tú no te lo pierdas, si además los hay que hacen batallitas y todo, como niños de ocho años; y te lo estoy diciendo en serio, que conste.

El día del botellón iban por la calle en eso, ellos implicados en batallitas, dando gritos y armando bulla, y ellas regañándolos todo el tiempo como madres primerizas. A simple vista la diferencia era abismal entre unos y otras, aunque soy tan antigua que sigo opinando que ellas siempre se llevan la peor parte. Por eso me pregunté el tiempo que tardaré en tener que ver cómo mi hija se une a esos grupos de adolescentes, porque la vida sigue, y porque no siempre vas a llevarla agarrada a tu falda. ¿Dónde se quedan los consejos maternos frente a la presión de grupo?

Buena pregunta teniendo en cuenta que a las pocas horas se ven cuadros de todo tipo. En algunos casos las amigas cuidan de una chica a la que aseguran han emborrachado a conciencia algunos cerdos. Se desatan las primeras discusiones en medio de una noche hermosa para ser disfrutada, no bebida, y en medio del maremagnun una mano te rescata,- lo que te hace atrapar el antebrazo de tu marido como si fuese el tronco a flote en medio del mar embravecido- al girarte te encuentras con la sonrisa triunfante de un rostro de mujer más que conocido, que sonríe porque sabía de antemano lo mucho que ibas a asustarte.

_ Vaya como está la peña ¿no?_ aciertas a decir.
_ Ah, eso es lo de siempre. Son etapas mujer, al final todo son etapas.

Es verdad, todo son etapas, pero sabes que al final son etapas que una parte de ese gentío no superará, algunos quedan pillados de por vida, y esa es la parte del todo que no quisieras. No hay esclavitud mayor que tener una adicción que en vez de sumar te resta. Llámala alcoholismo, o llámala drogadicción; llámala como quieras, pero estás ya tan mayor y eres tan antigua que lo has visto todo de cerca y sabes que hay etapas que en vez de vivir entierran.

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jueves, 22 de julio de 2010

La teoría de Punset



Acabo de leer un trocito y lamento el mucho trabajo que tengo por delante, pero sin duda me lo leeré después; este hombre me resulta siempre la mar de interesante.


He intentado enlazar como todo el mundo, pero prefiero ir a lo seguro que a lo bonito. Y me encanta compartir.

Me gusta el arte de la gente para decorar sus blog. Y lo simpáticos que son capaces de hacerlos. Cosa que yo, ni lo uno ni lo otro, por eso lo dejo aquí.





No quiero intermediarios




Vivo en un concejo enfocado al turismo, donde todo se hace por agradar al turista que viene una vez, y se espera que repita. Eso no explica el porqué de levantar el mismo trozo de calle dos veces durante el mismo invierno, una para renovar el cableado que va por su margen izquierdo, y otra para renovar el alcantarillado que va en su margen derecho. No tiene sentido levantar el asfalto, excavar durante meses, y poner asfaltado nuevo y bordillos para volver a levantarlo todo tres meses después. Si tiene sentido tanto despilfarro innecesario en obras, yo al menos nunca se lo vi, y mucho menos suprimir el aparcamiento de treinta coches para dejar las aceras más anchas en un pueblo que durante el invierno está muerto. Está tan muerto que me encanta ir todas las tardes a pasearlo, porque puedo bromear con que es todo mío bajo el embrujo de una luna redonda, las estrellas más bonitas que he visto, y el mar más enigmático. La de relatos no escritos que se me ocurren mientras paseo y que se quedan allí, entre la sal y la arena, y los adoquines de piedra que llevan hasta la iglesia y de allí hasta el espigón donde las olas estrellan su imperiosa soberbia y renuevan su calma, ahora sí, ahora no.
Pues eso, que vivo en un concejo enfocado cien por cien al turismo y si ayer fuese una turista de paso, me costaría volver porque una imagen vale más que mil palabras. Un hombre de unos cincuenta años se aventura en su silla de ruedas hacia la nueva acera de tres kilómetros carretera adelante, y cuando va hacia la mitad, se encuentra con que faltan la mitad de las baldosas. Por lo tanto, unos recuadros profundos detienen su paso. En ese instante se le dibuja una honda cara de amargura y se niega a virar, de modo que espera paciente al matrimonio que viene caminando cincuenta metros detrás. En ese momento yo viajo de copiloto y en una sola mirada me transmite su afrenta, por el ánimo que llevo en ese momento debo de transmitirle que esto es así, y que cada uno batalla en su propia guerra, hay quienes subsistimos en medio de una batalla perdida y nos resistimos a voltearnos. Antes muertos que sencillos que rezaba la canción. Hay quienes nos hemos propuesto ganar la batalla y llegados a un punto ya no sabemos perder, avanzamos en medio de la nada, pero avanzamos de igual modo, hace tiempo que estamos en la batalla por superarnos y en esa batalla no cabe una vuelta atrás.
Me fijé a conciencia mientras el coche avanzaba, y la acera dos metros más adelante era un completo desastre, imposible avanzar por allí a mucho ánimo que tuviera. De pronto me vino solita la imagen de mi alcalde, muy campechano y amigable por los bares del puerto, por todas las fiestas del concejo, por todas partes; allá donde no lo esperas lo encuentras. Jamás hablé una palabra con él, pero espero verlo uno de estos días para contarle lo de aquel hombre de la silla de ruedas, porque ya está bien. Llevo más de un año viendo desaparecer cada baldosa, viendo crecer las zarzas casi hasta la mitad de la acera, viendo las lagunas de agua que se forman en la carretera en todo ese tramo en cuanto llueve dos gotas. Y la cruda verdad es que esa acera fue un despilfarro totalmente innecesario del que después aprendieron, en otra zona añadieron un arcén delimitado para los turismos con una raya continua, y la senda para peatones la pintaron bien roja. Se conserva siempre como el primer día, y las sillas de ruedas circulan sin problema. En tanto que la acera de baldosas se agrieta, se hunde y se desconcha porque nadie se ocupa de reparar, reponer o mantener.
No se tiene en cuenta a la gente de aldea que a todas horas va de caminata desde el pueblo soberano a la pequeña villa, o a la gente que desde el asfalto sale a caminar entre prados verdes, cielos transparentes, o restos de monte; la gente que cada día sale a oxigenarse para retar a la vida. En ellos no piensa el señor alcalde porque sabe que esos aguantan todo el año en las circunstancias que sean, y que no se irían del pueblo ni aunque les tocase el premio gordo de la lotería. Muy mal, señor alcalde, muy mal, y tenga en cuenta que si le veo se lo diré cara a cara, con usted como con Dios. No quiero intermediarios.

miércoles, 21 de julio de 2010

Frase



Rescatar fotografías del olvido
es vivir de nuevo un tiempo
que creías perdido

Begoña

martes, 20 de julio de 2010

Una vida de gato




No pensaba poner esta foto, aún duele demasiado, pero por lo que sea se coló justo al principio y creo que debo ponerla y hablar de él. Le llamé Sísiu, y aunque tenía otro nombre venía veloz hacia mí en cuanto me escuchaba nombrarle, fue mi mayor alegría en los últimos tiempos porque lo nuestro era una adoración mutua, yo le adoraba y él me adoraba también. En cuanto escuchaba mis pasos o mi voz venía trotando hacia mí, y apenas a medio metro zigzagueaba y corría a esconderse, me observaba con sus ojitos redondos en azul oscurísimo y se quedaba muy quieto hasta que buscaba su pelota de trapo y se la tiraba, entonces saltaba tras ella y me retaba a regatearle, o se quedaba muy quieto escuchando la retahíla de advertencias que siempre le hacía, en cuanto comenzaba a decirle lo guapo que era se hartaba enseguida y buscaba la pelota por el suelo, se tiraba tras ella y comenzábamos un partido sin portería. Era el gato más inteligente que vi en mi vida.


Le asustaban todos los ruidos, pero su curiosidad sobrepasaba todos los límites imaginados, la última foto que le saqué fue en el sofá, cuando entró en casa de incógnito, seguramente buscando compañía mientras el resto de gatos andaba de caza. Detectó mis pasos y abrió los ojos para decirme que se iba a portar bien, y para lograr convencerme volvió a dormirse, retraté ese instante ignorando los pocos días que nos quedarían; tenía la ilusión de verlo crecer y sin embargo me tocó verlo morir en riguroso directo. El coche que le atropelló pudo parar perfectamente, pero ni pensó en ello, en cambio me dejó una de las peores imágenes que puedan recordarse. Sísiu no pasó de los tres meses de edad, vivo demasiado cerca de la carretera para que mis gatos se hagan adultos y de vez en cuando vuelvo a plantearme si quiero tener más animales para que todos terminen así.

Pero ocurre que para entonces ya tenemos gatitos nuevos de otra camada, y no los quiero ni ver, me digo que a esos no voy a quererlos, que no voy a jugar con ellos, que esta vez no será igual. Eso hasta que salen de su cajita sobre sus patitas vacilantes, y alzan sus ojos hacia mí, que estiro la mano para acariciarles, para decirles que han crecido mucho, para cogerles y verles más de cerca, para estudiar sus ojos redondos, para enseñarles a beber leche por si su madre ya no tiene suficiente, para quedarme junto a ellos un rato más.

lunes, 19 de julio de 2010

Foto de mi cosecha de Julio




Pasión fotográfica

Cuando las cámaras llevaban rollo, yo me enrollaba fotografiando aquello que me gustaba, un simple árbol solitario en medio de la nada que de pronto me lo decía todo. Era algo apasionante que después de revelado mi marido no comprendía, e insistía hasta el aburrimiento en porqué tenía que gastar una foto en un simple árbol cuando podía retratar a una persona. Mi marido cree fundamental retratar personas, pero es un mal retratista, las pocas veces que se hizo con la cámara para fotografiar algo muy interesante resulté ser yo caminando tranquilamente por el puerto, completamente abstraída, y hablando sola o con algún desconocido, cuando en realidad iba hablando con él que me devolvía la cámara muerto de risa.

Con la llegada de la cámara digital ya no tengo rollo pero me enrollo más aún que nunca, saco fotografías de árboles solos o acompañados, farolas, flores, casas, rocas, barcos, coches, adornos de todo tipo, nubes, soles, lunas, estrellas, dunas, paseos, sombras y todo cuanto pueda habitar el mundo, y soy insufrible porque la medida del tiempo cuando algo me llena brilla por su ausencia y a todas horas me andan espabilando, venga, vamos, ya está bien, déjalo ya, te quedas sola ¿eh?. A eso sólo tengo una respuesta, ya voy, voy ahora, espera que saco la última, en realidad la penúltima; bueno ahora la última de verdad.

Al ver mis fotos, yo misma entendía que no hubiese necesidad de fotografiar todo eso, porque no vas a poner marcos de fotos en tu casa con un árbol solo, o regalar a la gente fotos de árboles solos, o de nubes solitarias, o de rocas solitarias, o de flores amarillas. A veces es complicado darse explicaciones, pero siempre concluía que algún día lo entendería. Podría decirse que hace cuatro años o más que presentía este blog, o podría decirse que tener este blog les ha dado utilidad. De modo que ahora al menos puedo compartirlas, o personalizar este lugar con algo propio, algo que me ha gustado, sorprendido, encandilado, ensimismado, ilusionado, y todos los hados posibles.


domingo, 18 de julio de 2010

Verbo decepcionar




Una misma persona te decepciona una vez y otra, una vez y otra, y llegado el punto una parte de tu cerebro la pone en cuarentena como hace el ordenador con el virus que sea. Los grados centígrados de tu termómetro de confianza en ella, bajan hasta los niveles precisos, una vez y otra, una vez y otra como en el cuento sin fin.

Como resultado llega el día en que tu organismo, que es un ser inteligente con vida propia, deja de ponerse verde, o morado ante su incongruencia. Ya no puedes cabrearte, irritarte o sentir que tu corazón va a explotar; tal pareciese que en tu cuerpo no quede sangre, o en tu cerebro capacidad alguna para el asombro; no te lo explicas. Es ahí donde se enciende una luz roja parpadeante: se ha entrado en reserva.






sábado, 17 de julio de 2010

Mis veinte minutos de gloria



Ayer estuve viendo mi grabación del concierto de Alejandro Fernández, arrebatador el instante en que sale al escenario y el mundo explota en aplausos, gritos desgarrados, silbidos y piropos llenos de ingenio que se apagan ante su primera entonación, y que después gritan como nunca arrancando una sonrisa improvisada al hombre que casi trastabilla para pillar el ritmo. Da para imaginar que uno siempre se sorprende ante aquello que ha sembrado por todo el mundo a ritmo de pasión, trabajo e ilusión; que es la única combinación capaz de sumarse y multiplicarse sobre sí misma.

Saber ya sabía que es arriesgado bailar, bueno, mecerse al ritmo de la música mientras te grabas un vídeo. Sabía que iba a escucharse mi voz de fondo si cantaba junto a él, y que grabando desde tan lejos apenas se le iba a ver, o en todo caso como un ser amputado por la cintura, por eso enfoqué la pantalla gigante que había encima de su cabeza, consiguiendo a intervalos su cuerpo entero. Con esto no contaba, pero el continuo mecerse de la gente dio para todo.

Estuve viendo las fotos de los periódicos y nada que ver, las hay hermosas. Pero en esa grabación queda reflejada la calidad del sonido, era espectacular, como también esa voz que era para morirse y resucitar, más especial si cabe con el matiz nervioso de ese directo en que hubo de todo. De lo poquíto que pude grabar, como siempre, yo saco un mundo; recogida la mejor esencia de ese primer contacto con el público y esa primera impresión, que es la que perdura. Y perdurará siempre.

Por motivos ajenos a mi persona tuve que abandonar el concierto unos veinte minutos antes de su final, mis pies iban hacia el aparcamiento sin querer ir, pero pisaban el mundo de un modo que dejó huellas hacia adentro, una honda satisfacción de las imágenes grabadas a fuego ya en la retina. Una imagen puede perseguirme una vida entera, por escojo mis imágenes con sumo cuidado, aunque tengo también un borrado magistral, -que se empeña en no borrar ciertos detalles aunque se lo ordene-. Pero viene lo mejor, mi hijo me rescató la grabación, que estaba segura de haber chafado de alguna forma. Porque admito que no es la primera vez que creo estar grabando y no grabo nada, y eso de pasar al ordenador no tengo ni idea. Tuve que esperar muchas horas hasta tener al fin mis veintisiete minutos de gloria, en que las mejores canciones de Alejandro Fernández y su imagen quedaron inmortalizadas bajo mi producción. Su voz bien clara, el coro de siete mil personas mucho más baja, y mi voz tan clara como la suya, cantando junto a él; voz de barítono y de gallina arrebatada. En riguroso directo, en una noche estrellada, una noche perfecta porque la perfección verdadera se halla en el alma.

Canta corazón

que mis ojos ya la vieron por aquí

que he soñado con su risa

que ha pasado por mi casa

que ha venido porque quiere ser feliz...

viernes, 16 de julio de 2010

Que agenda más buena

A las cosas hay que darles utilidad, de modo que a falta de marcapáginas y dado que este espacio es mío y puedo hacer de él lo que más o menos me venga apeteciendo, marco la página para seguir leyendo cuando quiera echarme unas risas. Ah, cómo me gusta el ingenio.



...y encontrarme de nuevo con mi propia risa.

Tener un sueño



Es importante tener un sueño,

porque da fuerza

porque no estanca

porque no conforma.

Es importante tener un sueño

porque contagia

porque emociona

porque da sentido.

Es importante tener un sueño

porque proyecta

porque sacude

porque hace estar vivo.

Es importante gozar un sueño

que no va a cumplirse,

con la misma intensidad

que si se cumpliera.

¡Foto del comienzo!

Por entre esas cabezas andaba la mía, no se cual de ellas sería, pero todas mis fotos salieron así, bueno, las que pude sacar mientras tuve batería. Para el traje de charro no me llegó la pila.

¡Apoteósico Oviedo!

Ayer Oviedo me cautivó, me cautivó su gente, el perfil del aficionado que sigue a Alejandro Fernández. Me cautivó toda la gente que llenaba el estadio a rebosar, la gente que coreaba sus canciones, silbaba y aplaudía. Me cautivó el modo en que él salió al escenario y comenzó a cantar, pese a ver muy poquíto a su yo real, y muy mucho las imágenes de los leds gigantescos, dos a los lados, uno justo encima de su cabeza, que permitía grabarle a él a medias y su reflejo en la pantalla total.
Me encantan los conciertos y la gente que acude a ellos, la calidad humana sobresaliente de todos los que acudieron ayer, todos menos uno. No se puede ir al concierto de un artista que tu chica idolatra siendo un celoso de la pradera, o un gilimemo total, o el tío más incongruente sobre el planeta, o una especie en extinción, cual cromañón recién sacado de la cueva.

Mi visión de un concierto era totalmente errónea, podría haber ido sola perfectamente, el número de asistentes no lo sé, pero era descomunal, andar por el Carlos Tartiere era lo mismo que andar por casa. Eso me impactó. Los asistentes eran los seres más amorosos que haya visto juntos en mi vida, los más serenos, apacibles, radiantes, bien vestidos, guapos y más sencillos. De todo el concierto es lo que tengo que destacar. Acudí para ver a un Dios y había millares de Dioses, tal vez millones. Todos juntos esperando sin una queja esa más de media hora de retraso, y después coreando perfectamente afinados cada canción.

Alejandro Fernández se emocionó ante esa respuesta y ya en sus primeras canciones nos volteó el micrófono para escucharnos, sus risas fueron las de un niño ante una tarta suculenta de cumpleaños, se quedó maravillado y así nos lo agradeció cuando dijo estar encantado de estar por primera vez en Oviedo y nos felicitó a todos por el triunfo de España en el mundial.
Tocó verlo bastante de lejos, con lo cual la impresión que me llevo de él es que es un tipo completamente normal, un encanto de tío, pero un tío como cualquier otro que pueda verse por la calle, ni más ni menos. Un cantante que tras cantar más de dos horas mengua su voz. Sí, ya sé que incluso en esto resulto de perogrullo, pero es cierto, me sorprendió que sea una persona como cualquier otra, porque me hallaba convencida de que era un Dios. Nombras Dios al hombre que es capaz de cantarte y volverte a la vida cada vez que las nubes de tu mundo se tornan marrón, se oscurecen y se hacen noche en pleno día. Qué hubiera sido en algunos momentos del pasado sin el empuje de esa voz. Cuando tantas muertes se sumaron a las que ya había creí no poder reconciliarme nunca con la música, y él solito me reconcilió, eso le debo, y eso no es poco, porque en mi vida la música es tan importante como la escritura, van de la mano. Los porqués no importan, solo importa lo que es.

Las canciones escogidas en la parte pop fueron todas mis preferidas, ese Te lo dije cantando nos enloqueció a todos, creo que no es a mí sola a quien le apasiona esa canción. Qué voy a hacer con mi amor más de lo mismo. Resumo: o me gustan todas sus canciones o escogió mis preferidas, eso no lo sé, fui yo la que cargó su videocámara con el cargador que no era, y se quedó justo a los veinte minutos sin grabación. Pero eso me dio la opción de quedarme sin manos de aplaudir tanto y sin garganta, y de cantar de verdad junto a esa voz, de hacer un conjuro a mi próxima vida aunque no se cumpla y de pedir de nuevo que se cumpla mi sueño imposible, y contradecirme al instante pidiendo que no se cumpla jamás, porque no quiero dejar de ser yo para ser otra cosa, quiero encajar en el mundo tal como soy.

Apoteósico Oviedo, bello, perfecto, limpio, monumental, lleno de vida. Capital de capitales. Ayer tan solo pude disfrutar. Bueno, todo lo que el cafre que andaba cerca pudo dejarme, su chica me miraba y me decía que pasara de él, de modo que pasé, pasamos todos, y si hay algo con lo que no puedo es con el berrinche de un hombre bien mayorcito, un berrinche idéntico al de un niño de cuatro años, patético. Hay personajes que nunca olvidarás, de modo que llenarás muchas páginas con ellos, y es algo que ni imaginan, es tu disfrute, es tu desquite, es tu modo de pagar una vileza con arte; eso y nomás.

Resumiendo: vestido de pop, de charro, o de lo que quiera es un cantante. Eso fue lo que vi y desde el lugar que ocupaba llegué a una conclusión, el mejor Alejandro Fernández sigue siendo el del concierto Acapulco 2005. O el del video oficial de Qué voy a hacer con mi amor.Tal vez si hubiese estado a pie de escenario hubiese visto otra cosa, pero no me ocupa, sigo creyendo en la magia del mundo, pero en el príncipe azul no.





Retitulando el blog




Mi vida como personaje

Creo que se ajusta más a lo que hay, visto lo visto.

jueves, 15 de julio de 2010

Se presenta solito

Se escucha una frase al final que cruje un poquíto a cualquier mujer, pero que define que está muy orgulloso de su mujer actual, por eso se la perdono, pero que siempre me crujirá, se siente. Aún así es bueno saber que un artista de talla internacional sabe presentarse solito, y titubear, ponerse nervioso e incluso trabarse un poquíto ante su público. Eso le hace humano, y me gusta la gente que sabe encajar su humanidad.
Ya sabemos que rehúso en lo posible de enlazar lugares por temor a meter la patita en temas legales que desconozco mucho, pero si él personalmente agradeció que alguien subiera este vídeo, no creo que se enfade porque lo ponga aquí, y si no que me lo diga, que primero me muero y después lo quito :)
Carlota me decía que le escriben los guiones, yo lo niego, no me parece de quienes se dejan dirigir, yo creo que pertenece a la estirpe de los que pilotan sus propios aeroplanos aunque se estrellen a menudo. Eso le honra.



Frase



No importa lo que las cosas sean,
aquello que quieren ser
es lo que se hace poema


La escuché en la radio hace muchos años



El valor de las palabras





Las palabras pueden arreglarlo o estropearlo todo, hay que cuidar el modo de enviarlas porque no siempre son entendidas en el modo en que han sido dichas. A veces se transforman en relámpagos que cortan todo a su paso, y ni me doy cuenta.
En este momento me llega a la mente el único rayo cuyas consecuencias pude ver de cerca, y fue desolador, en medio de un prado surgió un lago que nunca hubo, y un árbol enorme quedó partido a la mitad, una mitad a cada lado del ancho lago. Quitaba la respiración de solo contemplarlo. Pues tal que así podemos dejar a la gente con nuestras frases expresadas con espontaneidad. Y después no hay modo de borrarlas, disculparse a veces da la sensación de querer exprimir, o ganarnos de nuevo la confianza que nos había sido ofrecida de modo voluntario, y forzar las cosas es también remendarlas. Todo lo remendado si hablo por experiencia tiende a quebrarse de nuevo, por eso a menudo ni aprendo ni remedio, lo dejo estar, creo que al final sólo se nos enfadan quienes nunca supieron entendernos y que no se puede contentar a todo el mundo. Hay gente a la medida de cada uno. Pero me apunto el tanto para intentar no fallarme a mí misma de nuevo, porque cuando ofendemos a alguien nos ofendemos siempre a nosotros mismos.
Ese viejo dicho de no hay palabra mal dicha si no es mal interpretada cobra mayor relevancia cuando se habla de palabra escrita, porque una palabra puesta en el lugar equivocado cambia drásticamente el sentido de una frase entera. A fin de cuentas las palabras tienen un valor inequívoco, el que cada uno quiera darles, por lo tanto un valor incalculable.

miércoles, 14 de julio de 2010

En riguroso directo

Mientras los periódicos se hacen eco, tal como pueden del Tour dos mundos afirmando que empieza el día 17 en Valladolid, o afirman que su disco se llama Transición en vez de Tradición, le llaman el platino misógino o lo cuentan como quieren, él saca fotos, enamorado de la belleza de mis paisajes, los paisajes asturianos. Me gusta la muestra.


Frase




Tener un hijo
es tener tu propia estrella
hecha a medida



Begoña

Fotos mías





Hace meses que decidí compartir desde aquí mis paisajes. Pero de momento no lo he conseguido porque no he tenido mucho tiempo de pegarme con los programas de edición de fotografía y por supuesto que no he conseguido aún una clase gratuita de algún ser cargado de la suficiente paciencia. Iris es la única que decide instruirme, pero cuando nos vemos me parece más importante charlar con ella que vampirizarla para ser más lista, o es eso, o que me encanta creerme piloto de aeroplano y estrellarme conmigo misma una vez y otra como una suicida.

En cualquier caso me pondré a ello cuando tenga tiempo de ponerme, que ahora mismo tampoco lo tengo por motivos varios que no voy a explicar, pero que son apasionantes en sí mismos. Vale, estoy pintando la casa por afuera de amarillo combinado en blanco tal y como estaba, aunque el chico de la pintura se empeñe en que el color 5-44 no es amarillo, sino calabaza, y que no baja de color.
_¿Cómo que no baja de color?, ¿¿¿¿¿¿entonces porqué el color antiguo es un amarillo paliducho y no el amarillo chillón que se ve ahora mientras le doy brochazos??????
Qué arte cambiando de tema que tiene este hombre, y cuanto se aprende caminando por la vida, ¡Que gran sabio Melendi y cómo me gusta su canción!

...Pues eso, que he decidido que como me apasiona sacar fotografías y tengo algunas de los alrededores que son un cuadro perfecto de vida en el lugar perfecto del planeta, las pondré cuando sepa ponerlas, que no sé cuando va a ser. Afortunadamente uno no sabe con certeza hasta donde llega su propia ineptitud, eso me disculpa de tener un blog tan caótico y quedarme tan ancha; pero por fortuna cuando entro en otros admiro la diferencia y me digo que no todos tenemos que ser perfectos, sino qué sería del mundo, ¿eh?


¡Un lugar perfecto, qué aburrido! Los lugares perfectos están bien para un ratito pero a mí me gusta lo inacabado, lo cambiante, lo variado, lo posible, y lo imposible también, el ir aprendiendo y que pueda verse el resultado del modo en que el lento caminar de un caracol deja su línea arcoirisada tras de sí, asombrándonos de lo lejos que ha llegado caminando con su casa a cuestas, y casi ni pudiendo con la vida.

Esto aunque pueda no parecerlo es un apunte para acordarme. No releo este blog, de modo que será como siempre, anoto la lista de la compra con sumo cuidado, la dejo bajo el imán de la nevera para llevármela cuando voy a comprar, las prisas harán que me olvide de llevarla, pero es matemático, todo lo apuntado viene a casa. Mi vida se rodea de magia, debe ser la bruja Cleta que hace siempre de las suyas, aunque a veces desoiga sus buenos consejos.

_ No desistas, Cleta, cuando tenga tiempo volveré a la carga, pero el verano nunca me ha servido para escribir. Los días soleados me llaman para vivirlos en directo, y no me puedo resistir. Ah, por cierto, mañana ya es quince de Julio, es el día del concierto y no sé si me voy a morir, pero al menos sé que de morir moriría en buena compañía, esos ojitos verdes me van a acompañar. Espero que vayan muchas chicas guapas para que no me vigilen demasiado y estar a la par :)


martes, 13 de julio de 2010

Que diga el mundo





Me han dicho que estoy enferma;
Ya lo sabía
Aunque creía que era
Sólo de prisa.

Me han extendido recetas,
Menuda risa,
Yo estaba feliz enferma
En tu idolatría.
Me miraban con pena,
Yo no entendía,
Una enfermedad muy seria
Lo que decían.

Asociada con tristeza,
No lo creía,
Pues la sangre de mis venas
Por ti fluía.

Ahora no estoy perpleja
Pues tú me miras
Y en tus ojos se refleja,
Tú eres mi vida.

Déjale al tiempo, deja,
Y dame sonrisas
Que quiero quedarme presa
De tus caricias.

Quiero quererte, quiero
Sin ser desdicha,
Déjale al tiempo, deja
Que aún estoy viva

Quiero vivir mi vida,
Perdida en ti,
Que diga el mundo que diga...
Soy para ti.




En memoria de Estrella
Año 2000


Para el desánimo


Si pudiera no escribir no escribiría

Con esta frase describiría a la perfección los últimos quince años. Y si pudiera no escribir en este blog no escribiría, esa es la verdad desnuda, porque estoy segura de que todo cuanto pueda escribir no cambia nada, tengo esa certeza junto a un remolino de sueños que nunca serán; pero que ya son. Todo es en la medida en que ha nacido.

Sin embargo cada día me oxigeno de otros oxígenos, y cada día encuentro algo que me hace creer en la palabra escrita. Que me hace desear tener el talento necesario para lograr algo como esto:


Todo lo que me hace soñar, me fortalece.


lunes, 12 de julio de 2010

¡Próxima parada, Oviedo!

A un hombre se le define por lo que hace, y si lo que hace lo hace bien y además lo comparte, es dos veces bueno.




¿Qué voy a hacer con mi amor?, se pregunta. Está claro que regalarlo de todas las formas que se le ocurren. Genial.


Sabias palabras




La soprano estadounidense Jessye Norman, me dio las mejores respuestas desde un periódico. Respuestas que llevo buscando muchos años, por cierto.


No creo que sea bueno que ningún cantante le diga a otro cómo desarrollar su carrera. Cada persona, cada artista, es diferente, como también lo son sus habilidades, sus necesidades vitales, sus virtudes o sus miedos. En el mundo del arte, seas pintor, escultor o cantante, cada uno debemos encontrar nuestro propio camino. Al fin y al cabo, a nadie le gusta que otros tomen decisiones sobre su vida, ¿no cree?



domingo, 11 de julio de 2010

Drenar las penas


Cuando llegas a la fiesta, los bebés se acomodan en sus sillitas con cara de sueño, sus padres se van con resignación, sabiendo que van a perderse lo mejor, pero satisfechos. El prado del aparcamiento es una montaña partida a la mitad sembrada de coches donde resulta casi imposible sumar otro coche más, aparcas y ves otro prado interminable y llano justo de frente donde a esa hora ya no cabe un alfiler. Las luces del escenario y la música tecno a todo volumen te dicen que el día ha sido largo y que llegar tal vez no ha sido una buena decisión, pero ya que has llegado es obligatorio intentar disfrutar un rato antes de volverte sobre lo rodado.

Es extraño no llevar a tus hijos, es la sensación eterna de que han crecido demasiado rápido, y no es errónea, han crecido demasiado rápido y como siempre tienes dos opciones, o amargarte o disfrutar, son las dos únicas opciones que tienes mientras dure tu vida. Y siempre eliges la primera. Uno está con sus amigos en otra fiesta y otra invitada a diez días de vacaciones en un lugar de ensueño. Nada de que preocuparse.

…Tal vez un poco de ese mar de gente de todas las edades que baila, charla, come o bebe entre eso que para ti son martillazos que te sacan de golpe el corazón, y te hace ensordecer al tiempo en que nada deseas más que marcharte. Dar un paseo por los alrededores del mar que está justo enfrente. Hubieras dado cualquier cosa por conseguirlo, pero te gusta demasiado mezclarte entre la gente y ser testigo directo de montones de historias. Además tu marido es tu polo opuesto y te aprieta la mano para que te quites esa arruga de la frente, sonríes con una sonrisa que es una línea recta trazada con los labios y te quedas a esperar que ese ruido se termine. Aunque sabes a ciencia cierta que tú te terminarás antes, pero si los abuelos que apenas se tienen en pie son capaces de soportarlo que no se diga de ti. Además el olor de las costillas asadas y de la sidra derramada sobre el prado es adictivo, allí junto a la barraca el ruido se hace más suave y observar a la gente divertirse tiene su qué. De pronto los tecnos se despiden y se abre el telón de otra orquesta que canta justamente las canciones que a ti te gustan, canciones tan antiguas como el Gloria de Humberto Tozzi que te traen con nitidez muchas caras que ya creías olvidadas, de muchas fiestas pasadas al lado de tu casa, allá por la era de piedra. Emocionante ese que levante la mano de Joseph Fonseca:

Que levante la mano quien no lloró un adiós

Que levante la mano quien no sufrió por amor

Que levante la mano quien no lloró un a dios

Que levante la mano quien no sufrió por amor…


Emocionante bailar como si esos veinte años no hubiesen pasado, miras esos ojos verdes que son los mismos de siempre y tal parece que no. Que se abre un paréntesis donde te sorprendes de estar bailando y riendo, donde tu presente se encaja y no queda una pieza suelta, un tiempo donde todo es perfecto. Aunque a tu gatito preferido lo hayan atropellado hace dos días por perseguirte carretera adelante hasta el contenedor, aunque hayas tenido que quedarte inerte viendo lo poca cosa que es la muerte, tal y como decía Eugenia Rico en la muerte blanca. Sí, la muerte es muy poca cosa, y los gatos sólo tienen una vida, y hay conductores que llevan tanta prisa que no pueden darte tiempo a que remedies tu despiste y te lo lleves entre las manos de nuevo a casa. Hay muchos gatos te dirán, sí, eso es cierto, pero cada uno de ellos es uno que no volverá a nacer, y has perdido demasiados.

Puedes olvidarte momentáneamente de todas las calamidades del mundo y disfrutar. Puedes vivirlo pensando en cómo vas a retratarlo en ese lugar que sin saber porqué lo hace necesario. Un matrimonio de novios que bailan hasta las cuatro de la madrugada y regresan a casa después que su hijo. Es raro abrir el portón del garaje y encontrarse su coche ya frío. Es raro porque debieras repetir la noche muchas noches más. Tu alma necesita drenar sus penas.