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lunes, 10 de mayo de 2010

Salud mental a capítulo



La programación televisiva de las noches se llena de mujeres que adivinan el futuro y de concursos donde hacen una pregunta trampa y quien la acierta se lleva x cantidad de dinero. Últimamente ponen mujeres con do de pecho e imágenes de culos de féminas en tanga supongo que para animar a los hombres a llamar y supongo que si ponen esa imagen es porque les da resultado, a saber.

Con esto del sueño estoy sufriendo lo que jamás de la vida, duermo tan profundamente que no me entero de nada pero si el televisor de la salita se queda encendido y ronca lo suficientemente alto a las tantas de la madrugada me toca apagarlo. Una ama de casa tiene ese trabajo también, que su marido la despierte para ir a apagarlo, y ella va. Pero ella tiene una curiosidad a veces insana y está un ratito viendo aquello y preguntándose porqué un país cuida en tantos aspectos a sus ciudadanos a base de leyes y sanciones y no cuida su salud mental.

¿Será porque pasé una gran depresión cuando apenas era una niña debido a todas mis dudas sobre la muerte y me quedé en un ay? ¿Será eso lo que me hace darle tanta importancia a la salud mental de un país? No lo sé, pero lo que sé es que soy como una pila alcalina, tengo un lado exageradamente positivo y uno negativo, y no tengo término medio, o algo me hace tremendamente feliz, o desgraciada. Y esto ni tiene cura ni la necesito, aunque me gustaría ser un término medio de poder elegir, pero entonces ni me conocería. Y haberme conocido me ha dado la oportunidad de conocer el mundo, de ver el sol y sus paisajes, el ancho mar y el horizonte infinito, no voy a renegar de eso ni tan siquiera por tener que ser yo todo el tiempo. De eso ni hablar.

Pues eso, que me parecía ya deprimente que en la televisión de las noches pongan tanta cutredad dispuesta a saquear bolsillos. Y dudé que alguien llamase a esos programas pero he ahí que entonces me entero de que el abuelo de una amiga de mi hija perdió 300 euros en una de esas llamadas. Un hombre de ochenta años solo y deprimido que llamó para ganarse unos dineros y estuvo retenido tanto tiempo al teléfono que además de no acertar (apuesto la cabeza a que si alguien acierta es alguien del equipo haciéndose pasar por espectador) recibió una factura telefónica astronómica, de la que 300 euros fueron para pagar esa llamada donde ponen un cartel de un culo en tanga y dos pechugas bien infladas. Lo dicho es deprimente, porque deberían erradicar esa mafia televisiva que nos asalta a los mayores con nocturnidad y alevosía y que va destinada a atrapar a las personas con ningún recurso que prueban suerte. Esto como otras cosas me toca mucho la moral y me deprimo. Antes abría el Word y patinaba un rato sobre el teclado, ahora patino aquí que es lo más parecido a una pista de hielo olímpica. Me gusta dar piruetas, girarme sobre mí misma, avanzar a toda velocidad, retroceder sobre mis patines de cuchilla y sentirme una con el universo mientras giro y giro hasta que la música se extingue y suenan los aplausos. Solo que no todo es perfecto, desde aquí no oigo los aplausos, estoy de suerte, tampoco llegan los tomates :P

4 comentarios:

  1. Aún recuerdo los tiempos en que las escasas cadenas de TV cerraban la emisión a última hora de la noche.
    Eran tiempos más civilizados, cuando aún se hacia una programación con cierto interés inrinseco, cuando la palabra información aún no se habia tergiversado, y la ficción aún se podia distinguir de la realidád.
    Todo eso se ha perdido en aras de un falso progresismo y un liberalismo mál entendido.
    La televisión actuál es un monstruo que se acabará devorando a sí mismo, lo malo es que entonces, todo el daño causado ya no tendrá remedio

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  2. Uf... Después de haber pasado varios meses bastante jodida (y perdona la expresión, no se me ocurre alguna más adecuada) con problemas de ansiedad, yo también podría deliberar eternamente sobre por qué demonios nadie se preocupa por nuestra salud mental, e incluso cómo todo lo que se nos indica va en sentido contrario, a estar cada vez peor...

    Creo que nunca he estado deprimida, así a lo bestia, pero mi personalidad, al natural, se encuentra casi siempre un poco en el límite del que hablas, esa delgada línea entre el entusiasmo y la negatividad más profunda... Así que te entiendo. Y sí, es indignante lo que comentas :/

    Saludos!

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  3. Violet, la pena es que hay trabajo. Esa es la verdadera pena, que es tanto lo que una empresa tiene que pagar por cada trabajador que a veces no compensa. Es más la pérdida que el beneficio. Y se deja de coger obra y se deja de contratar gente. No se qué sistema es este pero creo que no funciona, y como siempre los que menos tenemos somos los primeros en enterarnos. Se habla de jubilación a los 67 y estudios obligatorios hasta los 18, de abaratar el despido, de hacerlo gratis. Y yo me enfermo porque una sociedad parada es una sociedad deprimida porque esta sociedad está montada sobre el dinero y si no tienes no comes. ¿Quien no se deprime?
    Lo siento Violet, mi salud mental se deteriora por momentos :)

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  4. No sabía como contarlo y encontré la forma. Hace un rato un pequeño empresario me contó algo que resumiría así. El tío la vara de José mota es hacienda y le dio unos palos semejantes, que ante mí descrédito porque no hay ser más trabajador en la faz de la tierra, me dijo eso. Menos obra más ganancia.

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